Tres bombas causan 25 muertos en Bali
El presidente de Indonesia alerta sobre el peligro de nuevos atentados terroristas
La isla turística de Bali, en Indonesia, escena de los atentados terroristas que en octubre de 2002 dejaron 202 muertos, en su mayoría turistas occidentales, sufrió ayer una serie de explosiones que provocaron al menos 25 víctimas mortales y un centenar de heridos, según responsables policiales y hospitalarios. Algunos de los fallecidos son extranjeros.
El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, aseguró que el ataque fue "claramente obra de terroristas" y advirtió sobre la posibilidad de nuevos atentados. Las sucesivas explosiones, con pocos minutos de intervalo, se produjeron alrededor de las ocho de la noche (siete horas menos en la España peninsular), en la playa de Yimbarán y en una animada zona comercial de Kuta, el pueblo que concentra la mayoría de la movida de Bali.
La emisora de radio Shinta afirmó que dos de las deflagraciones ocurrieron junto a un restaurante al aire libre de Yimbarán, cerca del hotel Four Seasons, mientras que otra tuvo lugar en Kuta. Ambas ciudades están cerca de Denpasar, la capital de la isla. La explosión de Kuta afectó a numerosos cafés y tiendas para turistas.
Yudhoyono se mostró "muy preocupado" por los ataques y convocó una reunión de urgencia en el aeropuerto militar de Halim, en Yakarta, a los jefes de la policía, del Ejército y de los servicios secretos. "Encontraremos a los autores y los llevaremos ante la justicia", dijo. "Recibí información en su momento de que los terroristas planeaban una acción en Yakarta y de que estaban preparados explosivos", afirmó.
Muchos heridos
La cadena de televisión Metro mostró cadáveres cubiertos por mantas en un hospital, muchos heridos, algunos occidentales, cristales rotos y manchas de sangre en las calle. Wayan Krisna. Un testigo, declaró a la radio que había visto "pedazos de cuerpos" en el restaurante Rajash de Kuta. "Yo recogí algunos cuerpos, incluidos los de algunos turistas", dijo, y añadió que el estallido se produjo en la primera planta de las tres que tiene el local. El lugar se encuentra cerca de la discoteca que fue objeto del atentado de 2002, que fue atribuido a Yemaa Islamiya, considerado el brazo armado de Al Qaeda en el sureste asiático.
Según un responsable de la Embajada francesa que obtuvo información en los hospitales de Bali, al menos 12 cadáveres se encontraban anoche en el hospital de Sangla y otros 11 en el hospital de Graha Asi, informa France Presse.
Los atentados han despertado el fantasma del terror en Bali, corazón del turismo en Indonesia. Cerca de 30 sospechosos de las explosiones de hace tres años han sido arrestados. De ellos, tres han sido sentenciados a muerte por terrorismo y otros 26 a penas de cárcel que van de tres años a cadena perpetua. El jefe de una escuela coránica Abu Bakar Bashir, supuesto inspirador de los terroristas según EE UU, fue condenado a dos años y medio de cárcel el pasado 3 de marzo.
Los tribunales indonesios han sentenciado también a varios militantes islamistas a la pena capital o a prisión por su papel en un ataque contra la Embajada de Australia en Yakarta en septiembre de 2004, que provocó nueve muertos, y otro en 2003 en el hotel Marriott de la capital indonesia, en el que fallecieron 12 personas. La policía busca a dos ciudadanos malaisios (Azahari y Noordin Mohammad Top), sospechosos de ser los cerebros de la serie de ataques.
"Los autores de atentados anteriores se encuentran en su mayor parte en libertad, lo que nos hace correr mucho peligro", dijo Marty Natalegawa, portavoz de la diplomacia indonesia, a la cadena de televisión británica BBC.
Bali, llamada "la isla de los dioses", escapó al tsunami del pasado 26 de diciembre, lo que le permitió atraer a los turistas que han evitado desde entonces otros lugares, como Tailandia, donde algunas playas resultaron totalmente devastadas por el maremoto.
Por su parte, el Gobierno español emitió ayer un comunicado en el que condenaba "enérgicamente" los atentados y aseguraba que "de momento" no hay constancia de que entre las víctimas haya algún español.
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