_
_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Eto'o acaba con las dudas

El camerunés enderezó a un Barça sin afinar, al que puso en graves dificultades el Betis

Santiago Segurola

Eto'o metió la directa y acabó con el Betis, que atravesó todo tipo de calamidades. Concedió un penalti y perdió a Oliveira por expulsión. Resistió más de la cuenta por la impresionante actuación de Doblas en varios mano a mano y por la vocación del Barça para complicarse los partidos. Éste también. Desperdició todas las ventajas que encontró por el camino y permitió el empate del Betis, en medio de los interrogantes que dejaba Edmilson en cada jugada. Pero no hubo material para la polémica que se anunciaba por la ausencia de Ronaldinho y Deco. Se fue Edmilson, entró Iniesta, despegó Eto'o y el Barça recuperó el fútbol que acostumbraba, aunque al fondo quedó una pregunta: ¿por qué le cuesta tanto?

BETIS 1 BARCELONA 4

Betis: Doblas; Varela, Juanito, Rivas (Israel, m. 71), Óscar López; Miguel Ángel, Assunção; Joaquín, Rivera, Fernando (Xisco, m. 68) ; y Oliveira.

Barcelona: Víctor Valdés; Belletti, Puyol, Oleguer, Sylvinho; Xavi, Edmilson (Iniesta, m. 45), Van Bommel; Giuly (Ezquerro, m.68), Eto'o y Larsson (Maxi, m.76)

Goles: 0-1. M. 19. Van Bommel cabecea a la red una falta botada por Xavi. 1-1. M. 37. Assunçao lanza una falta y Juanito remata de cabeza. 1-2. Iniesta cede a Eto'o, que remata con la zurda a la escuadra izquierda del portero. 1-3. M. 77. Ezquerro toca con la cabeza hacia el área, Maxi controla y Eto'o remacha. 1-4. M. 89. Ezquerro, desde la derecha, coloca el balón a la escuadra izquierda de la portería de Doblas.

Árbitro: Miguel Ángel Pérez Lasa. Amonestó a Rivas, Belletti, Óscar López, Víctor Valdés y Rivera. Expulsó a Oliveira (m. 20) por protestar.

Lleno en el estadio Ruiz de Lopera.

El Barça jugaba de memoria y ahora se pregunta muchas veces a qué juega. Aparentemente ahí está todo: el 4-3-3, los extremos, la voluntad de elaborar un fútbol paciente, las señas de identidad que han caracterizado al equipo durante los últimos meses, la cultura que se instaló en el club mucho tiempo atrás, con la llegada de Cruyff. Parecía el equipo destinado a dominar el campeonato de punta a punta. El Barça ganó el último campeonato con autoridad y buen juego, mantiene a los mismos jugadores y ha recuperado a varios de los lesionados que se perdieron la temporada triunfal. Pero el equipo no está afinado. Frente al Betis se enredó en un partido que le dio toda clase de oportunidades para ganarlo. Tuvo un temprano penalti a su favor, pero lo desaprovechó. Marcó muy pronto: no le sirvió para serenarse. Y tampoco sacó ventaja de la expulsión de Oliveira, nada menos que Oliveira, que en el Betis es Ronaldo. Un equipo que se desentiende de tantas ventajas es porque tiene un problema. Ganó con sufrimientos imprevistos, porque su autoridad fue cuestionada en algunos momentos decisivos por su falta de consistencia.

El problema del Barça procede de la inseguridad que ha manifestado en casi todos los partidos. Ofrece momentos, detalles, destellos de su potencial. No ofrece garantías, no actúa con la cohesión necesaria, es un equipo que duda, incluso cuando tiene el viento de cola, como sucedió ante el Betis. En algún sitio ha dejado los automatismos que le hacían inalcanzable para el resto de los equipos españoles. Detrás se adivinan los conflictos que erosionan las relaciones entre los jugadores, entre la plantilla y el entrenador, entre la parte deportiva y el poder institucional. Comienzan a emerger la lucha de egos en un equipo que fue admirable porque luchó en solitario contra los prejuicios que le acechaban. Aquel Barça que arrancó frente a la indiferencia de sus dirigentes, de la prensa y de la hinchada, progresó sin demasiados apoyos. Ganó crédito poco a poco, en un meritorio ejercicio de Rijkaard y los jugadores. La impresión es que esa época solidaria ha terminado. En Heliópolis no estuvieron Ronaldinho, ni Deco. Es decir, el héroe de la primera temporada y el líder de la segunda. La teoría de la rotación suena a excusa falsa. El Barça no ha funcionado bien en el arranque de la Liga. Ha pasado de jugar en 50 metros a hacerlo en 100, sin cohesión entre sus líneas, con una creciente importancia de lo individual sobre lo colectivo, sin el compromiso necesario de algunas de sus figuras, Ronaldinho a la cabeza. Contratos demasiado largos, fracturas en la directiva, conflicto de vanidades: hay explicaciones para todo. El Barça ya no es el equipo dominante. Puede que sea el que mejor juego despliega, pero es vulnerable. Y sus rivales lo saben.

Claro que tuvo más oportunidades que el Betis, que jugó mejor, que exigió a Doblas varias intervenciones milagrosas, que se impuso finalmente. No hubo, sin embargo, la sensación de plenitud que se espera del Barça. Un jugador define ese estado de incertidumbre. Es Edmilson. Futbolista experto, curtido en la exigencia brasileña, no acaba de orientarse en el equipo. Llega tarde y mal. Está mal colocado. Se equivoca en sus decisiones. Es un jugador atribulado que contagia sus dudas al resto de los jugadores. O eso, o Edmilson sólo es un síntoma de la desconfianza general. Lo extraño es que el Barça no tiene motivos reales para dudar. Sólo se trata de hacer lo que mejor sabe, y hacerlo con decisión. Sólo sucedió en la segunda parte, cuando Iniesta sustituyó a Edmilson. El Barça encontró su juego, su ritmo, su estilo, su identidad y no paró hasta marcar el tanto de la victoria. Luego regresó a sus tribulaciones y permitió que el Betis soñara con el empate a pesar de jugar con diez.

El margen de maniobra del Betis era mínimo. No sólo acusó la expulsión de Oliveira, con todo lo que eso significa, sino que no parecía preparado para gran cosa. Como media punta, Assunçao rivalizó con Edmilson en los despistes; Joaquín mantuvo la su decepcionante indiferencia, apenas desmentida con algún detalle interesante; Rivera y Miguel Ángel no podían competir con el poderoso medio campo del Barça, donde Van Bommel recordó que es un futbolista más que competente; Varela fracasó ante cualquier que ingresara por su flanco; los centrales sudaban frío cada vez que Eto'o aceleraba con la pelota. El Betis tuvo todos los números para perder. Y perdió. Pero antes puso en graves dificultades al Barça, cuya defensa dio señales de inestabilidad en todos los centros que le colgaron, incluido el del tanto de Juanito. Es la duda que dejó el campeón, el equipo que tiene todas las condiciones para repetir el éxito y, sin embargo, camina con más dudas de las previstas.

Eto'o marca ante Doblas el segundo de sus goles.
Eto'o marca ante Doblas el segundo de sus goles.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_