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Crónica:FÚTBOL | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético vuelve a las andadas

El conjunto de Bianchi pierde ante un Getafe que jugó la última media hora con 10 jugadores

José Sámano

Sin el grado de efervescencia que le distinguió ante el Barça, el Atlético fue un equipo sin chicha, incapaz de enhebrar una pizca de fútbol, sometido sin remisión al juego trabado que le propuso el Getafe. El equipo del sur de Madrid le empasteló desde el inicio y le dio la puntilla cuando peor se le puso el asunto, cuando se quedó con diez jugadores mediado el segundo periodo. Una derivada lógica tras un partido sucio, tosco, sin sutileza alguna, bacheado como un paisaje lunar y que dejó unos cuantos cardenales en las piernas de unos y otros. Seis días después de su gran victoria sobre el campeón vigente, el Atlético fue el Atlético de las últimas campañas: un equipo plano, esquelético en el centro del campo y falto de un patrón de juego.

ATLÉTICO 0 - GETAFE 1

Atlético: Leo Franco; Velasco, Pablo, García Calvo, Antonio López; Maxi, Gabi (Galletti, m. 72), Luccin, Petrov; Kezman y Torres.

Getafe: Luís García; Pulido, Belenguer, Matellán, Pernía; Rivas, Celestini; Cotelo, Riki (Redondo, m. 72), Gavilán (Cubillo, m. 90); y Güiza (Paunovic, m. 85).

Goles: 0-1. M. 71. Pernía, de falta directa.

Árbitro: Pérez Burrul. Amonestó a Maxi, Antonio López, Riki, Gavilán, Rivas, García Calvo y Redondo. Expulsó a Cotelo por roja directa (m. 60).

Unos 50.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

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Un cierto orden, concentración defensiva y pierna fuerte en cada jugada, le bastaron al equipo de Schuster para estrangular a su rival, que estuvo incomodísimo toda la tarde. Gabi, esposado por Rivas y Celestini, no acertó con la tecla en el centro del campo y los cuatro puñales rojiblancos se quedaron a la intemperie, obligados a buscarse las alubias por su cuenta. De nada sirvió el esfuerzo de Luccin, que parece el gemelo del Luccin de hace un curso. El francés y Gabi son los únicos centrocampistas puros del Atlético: Maxi es un delantero vocacional que ha hecho la mudanza hacia el extremo derecho, desde donde una y otra vez tira una diagonal al área, nada de aventurarse hacia el banderín para sacar la asistencia. Petrov, en la otra orilla, es un extremo de los que pisa la cal, directo, punzante y con temple para asistir. Cada uno tiene sus cualidades, pero ninguno procesa el partido de forma global. Ese es el oficio de los centrocampistas, que deben saber cuándo conviene la pausa y cuándo mezclar el juego y tener la destreza necesaria para que el equipo pivote sobre ellos.

Alejado Ibagaza de los focos, Gabi ha sido el escogido para el timón, pero aún se le ve tierno para coger el volante en un equipo con solera. Sin nadie sobre el que gravitar, el Atlético decidió a jugar a los solitarios. Por un lado Kezman, por otro Petrov, y en casi todos Torres, tan dinámico como poco productivo. Una dejada suya de cabeza para Kezman, permitió a éste armar un remate seco que desvió Luis García. Fue la mejor acción local de la noche, prácticamente la única en la que se asociaron con acierto dos jugadores rojiblancos. Así, el Getafe nunca se sintió exigido. Sin importarle un rábano trastabillar una y otra vez el juego, logró que el Atlético contribuyera a la misma faena y el partido se derivó hacia las alcantarillas. Sobre todo por la banda del irascible Petrov, que, a falta de fútbol, se lió a "mamporros" con los dos sabuesos que Schuster le puso enfrente: Pulido, un central reconvertido a lateral derecho, y por delante de éste, Cotelo, un lateral dedicado a minar la vía del búlgaro. Como éste está forrado de malas pulgas, a punto estuvo de irse a la mazmorra en el primer tiempo, cuando soltó un empujón y una patada a Pulido. Si no le sientan en el diván con una tila, Petrov será un problema para su equipo en muchas ocasiones. Ayer, el árbitro de turno se hizo el sueco, y en el segundo tiempo la condena le cayó a Cotelo, que arreó de lo lindo al búlgaro y fue expulsado.

La baja de Cotelo no encendió al Atlético, que siguió tan espeso como al principio. Tampoco le afectó al Getafe, que mantuvo su guión hasta que encontró a Pernía, un lateral zurdo que tiene un cañón en la puntera. Equipos como el getafense tienen las balas justas y entre sus méritos está el no desaprovecharlas. Así hizo Pernía, con la ayuda de Torres y Kezman, que se deshilacharon de la barrera que protegía a Leo Franco del lanzamiento de falta del argentino. La pelota se abrió paso entre los dos delanteros colchoneros y burló al portero local. Un varapalo considerable para el Atlético, que, si bien nunca hizo nada relevante por ganar, tampoco jamás se sintió al borde del abismo. Angustiado por la desventaja, Bianchi movió ficha: retiró al inoperante Gabi y dio vuelo a Galletti, otro delantero más. El Atlético, que precisaba un faro desde el pitido inicial, no mejoró en nada. Remó con algo más de intensidad hasta el final del choque, pero sin luces, sin un molde de juego. Su defensa tiene crédito desde el curso pasado -aunque entre Perea, ayer ausente, y García Calv hay un trecho a favor del colombiano- y esta temporada ha tejido una delantera más reputada. Entre una y otra línea, ahora resulta que tiene un desierto, puro barbecho. Quizá por ello, pese a su estruendosa victoria sobre el Barça de hace una semana, por unas horas, hasta el desenlace de la jornada de hoy, se verá entre tinieblas: en posición de descenso. Lo contrario que el Getafe, que una vez más supo explotar su veta y se acostó como líder. Así están las cosas por Madrid.

Los jugadores del Getafe celebran el gol de Pernía contra el Atlético.
Los jugadores del Getafe celebran el gol de Pernía contra el Atlético.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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