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La insurgencia iraquí se esfuma de Tal Afar sin luchar

Tras dos días de ofensiva militar en Tal Afar, ayer callaron las armas de los 5.000 soldados iraquíes y los 3.500 estadounidenses. Los insurgentes que supuestamente controlaban algunos barrios de esa ciudad se han esfumado en el desierto. Tal Afar, situada a más de 400 kilómetros al noroeste de Bagdad y a 95 de la frontera de Siria, es, según la inteligencia militar, zona de tránsito para el contrabando de armas. En ella viven 200.000 personas, la mayoría turcomanos, que huyeron de sus casas antes del asalto norteamericano.

El portavoz del Ejército de EE UU en Irak, coronel Billy Buckner, aseguró que sus tropas han capturado en esa operación a 211 sospechosos y confiscado nueve lanzagranadas. El Ministerio del Interior de Irak añadió a ese parte la muerte de al menos 156 insurgentes y de cinco de sus soldados. Ningún estadounidense perdió la vida en la operación.

A pesar de una resistencia inicial el sábado, los insurgentes, igual que hicieran en la propia Tal Afar hace un año, optaron por no presentar batalla y abandonar sus posiciones. El jefe de los 3.500 soldados estadounidenses en Tal Afar, coronel H. R. McMasters, confirmó ayer que el barrio de Sarai, en la zona antigua de Tal Afar, donde se desarrollaron el sábado los principales combates, estaba desierto. "El enemigo ha decidido desaparecer", reconoció.

Cierre de la frontera

El primer ministro iraquí, Ibrahim al Yafari, ordenó el cierre del paso fronterizo de Rabiya con Siria. La operación militar, que comenzó en la noche del viernes, se extendió ayer a varias aldeas próximas. El ministro de Defensa, Sadun al Dulaimi, afirmó el sábado que Tal Afar era sólo el primer paso de una serie de ofensivas para lograr el control del país y permitir la celebración del referéndum constitucional.

La guerrilla mantiene la táctica de golpear y huir, sin presentar batalla contra una fuerza superior. Su principal arma siguen siendo los atentados. Ayer, en Bagdad, fue asesinado a la salida de su casa el director de la Academia de Policía, general Adnan Abdul Rihman. El Ejército norteamericano confirmó la muerte de uno de sus soldados tras la explosión de una bomba al paso de su vehículo en Samarra. Al menos 1.897 soldados de Estados Unidos han fallecido desde el inicio de la guerra, en marzo de 2003. El Ministerio británico de Defensa informó de que en Basora perdió la vida un británico en un atentado similar.

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