La soledad como condena

La soledad a veces se elige y a veces llega impuesta. En cierta ocasión, el dramaturgo, actor y director teatral Carles Alberola escuchó a una anciana decir que "a los viejos no los quiere nadie porque molestan", y esa expresión le planteó una sucesión de preguntas que trasladó al montaje Al menos no es Navidad, que él mismo dirige en el teatro Bellas Artes (Marqués de Casa Riera, 2) . "¿Qué pasa con la gente mayor que vive abandonada por sus hijos?, ¿cómo se las arreglan para llegar del desayuno a la comida sin dejar de respirar?", son algunas de las cuestiones que se plantean entre líneas del texto que protagonizan las actrices Amparo Soler Leal y Asunción Balaguer, convertidas en Sofía y Encarna, respectivamente.

El director Carles Alberola asegura que la obra está escrita en clave de comedia

La trama transcurre en el trastero de una residencia de ancianos, como metáfora del olvido al que se han visto sometidas, y retrata las visiones distintas que cada una tiene de la soledad como condena: "Una de ellas busca refugio en la ficción y la otra lucha por cada pequeño fragmento de felicidad que el día a día les puede dar mientras espera que la muerte se lo quite todo", apunta el director.

A pesar de la enjundia del argumento, esta obra no persigue aleccionar ni regalar moralejas. Es más, está escrita en clave de comedia y no pretende otra cosa que "traducir el aliento positivo y vital de la esperanza en las nuevas generaciones", añade Alberola. "Me doy por satisfecho con 15 minutos de emoción en el espectador", explica.

Para Asunción Balaguer, el texto fue cobrando intensidad a medida que lo trabajó con el autor. "Debo decir que Carles Alberola tiene mucho corazón y un sentido honrado del teatro; conoce bien el espíritu de un viejo y ha hecho que me sienta plenamente identificada con el personaje", comentó a Europa Press durante la presentación del espectáculo. Amparo Soler Leal adelantó que su personaje "reacciona con más sonrisas ante los problemas y, aunque es muy distinto al de Encarna, ambas están unidas por un gran cariño y amistad". Ésta es la primera vez que las dos artistas suben juntas a un escenario, que comparten con Alberto Delgado y Silvia Marty.

El actor José Sacristán también vive el encierro, aunque esta vez es voluntario, de un trabajador que lleva 29 años en el almacén de una empresa de mástiles y astas. El personaje de Don Lino está a punto de jubilarse y tiene que instruir a Nin, el recién llegado que le sucederá en el puesto. El choque de personalidades que plantea el autor, David Desola, en este montaje, Almacenados, se produce al primer minuto de la función (teatro Fígaro, Doctor Cortezo, 5). El empleado veterano se forja una rutina de obligaciones que cumple con dignidad para llenar las horas vacías mientras que el personaje más rebelde trata de derribar los valores que su jefe mantiene anquilosados. Con todo, "los diálogos no buscan ningún tipo de trascendentalismo ni dogmatismo sobre el trabajo y la relación laboral", reconoce Desola, que ha salpicado la historia de momentos hilarantes.

Por su parte, el director Gustavo Pérez Puig no ha movido ni una coma del texto Tres sombreros de copa que Miguel Mihura escribió en 1932 y que una veintena de actores interpreta en el teatro Príncipe (Tres Cruces, 8). El único toque distinto está en la escenografía del laureado Gil Parrondo. Ésa es la forma que Pérez Puig ha elegido para recordar al dramaturgo madrileño en el centenario de su nacimiento y para llevar la contraria al Ayuntamiento, que, según palabras del director, "se ha negado a ofrecer financiación económica a la obra". "Los políticos siempre buscan excusas para no homenajear a la gente con talento, prefieren hacerlo con los mediocres", añadió Pérez Puig, que dirigió el Teatro Español, de titularidad municipal, durante todo el mandato de José María Álvarez del Manzano y fue relevado por el nuevo alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, en febrero del pasado año.

El plantel artístico está encabezado por Ángeles Martín y Cipriano Lodosa, junto a José Luis Coll y Miguel Grande.