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El que no corre huye | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
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¿Otra maleta?

Quien no haya escuchado a un padre decir, justo antes de cerrar el maletero, cariño aquí no cabe nada más..., qué suerte. Será que van de viaje en un autobús. O en coches de funeraria. O con maleteros modernos. Porque antes, ni aunque fueras en ranchera. Tanto a la ida como a la vuelta, al lado del coche, aún de madrugada, escuchando los ronquidos de los vecinos a través de las ventanas abiertas, esperaba un padre. E iba colocando bultos como si jugara a un tetris de maletero. A la ida era un señor pálido como un folio, a la vuelta, un hombre quemao, en todos los sentidos. Y hay que comprender que es normal quemarse cuando ya te crees que tienes el puzzle hecho y, de pronto bajan las maletas, las bolsas de playa con las toallas por fuera y la orca hinchable del pequeño, hinchada. Hasta parece que hay más niños de los que se traían. Que esa era otra, viajar con niños energéticos, que nos alimentábamos con productos sin trasgenizar, durante ocho horas que se tardaba en un Madrid-Gandía, era apasionante. Con los atascos de Albacete, lo más famoso junto con las navajas, que íbamos todos sudaos como pollos. Como pollos asados. Había tan tremendos atascos que los que iban siempre de viaje al mismo sitio ya habían hecho migas con algunos obreros del mopu, incluso alguna familia se rompió, por amores entre coches atascados. Y los niños se mareaban, y había que parar en el arcén para que vomitaran, justo ahora que habíamos pasao camiones.

Ahora los coches llevan pantallas de plasma en los reposacabezas por detrás y se les enchufa la 'play' y a jugar

Ahora no, ahora los coches llevan pantallas de plasma en los reposacabezas por detrás y se les enchufa la play y a jugar. Una para cada uno para que no peleen. O se les coloca una peli de dibujos que se quedan como abducidos. Y tanto, que se dice por ahí que hay disneyniños que en vez de señalar con el dedo, como los dioses mandan, muestran con la mano con gesto de parece que chispea. Esto que lo sepa la gente que todavía viaja en coches sin tecnología, si es que todavía queda alguno, los niños van más guapos que sanluises. Claro, hemos pasado por alto que todos los niños son niños y que, por tanto, nos hacen disfrutar constantemente de su minimalismo infantil. Y por muchos avances del progreso que haya, un niño puede estar cantando un elefante se columpiaba sobre la tela de una araaaaña... hasta llegar a tres mil ciento doce elefantes se columpiaaaaban.... Y suerte que va entretenido. Y siempre será ¿cuándo llegamos? quiero agua ¿cuánto falta? me hago pis. Que te veas obligado a hacer pedorretas durante 400 kilómetros, es más que normal.

Refresco del día: por favor, canten a sus niños la canción de la cabra a grito pelao. Si son de marca, de esos que en todo el viaje no dicen ni bolígrafo, van a flipar en colores y ustedes se van a partir to el eje. Para que no les culpen de posibles traumas futuros y les quiten su custodia, canten al revés. Aporto partitura: la braca, la braca, la tapu de la braca, la drema que la oripá. Yo anite una braca y la muy tapu se orimú. Van a flipar más, si cabe. Si además de ser de marca, sus niños son de esos relistos y notan un error en la "traducción", es una errata reconocida por los autores, los Hermanos Jacinto y David Fuertes, que menudas turras les debían dar a sus padres en los viajes, los muy gamberros.

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