'Sin City' cambia la vida de Mickey Rourke tras una década difícil

Con un discurso de hombre renovado, que controla su lado salvaje y que asume agradecido la segunda oportunidad de su carrera después de que gente de Hollywood le "dio por acabado", según sus propias palabras, Mickey Rourke recapitula su vida consciente de que el mundo del cine es un "negocio" al que tiene que adaptarse. El actor, que se posicionó en el cine norteamericano con Nueve semanas y media, vino ayer a Madrid a promocionar su película Sin City, una adaptación del cómic de Frank Miller, quien codirigió la cinta con Robert Rodríguez.

Rourke admite que desde hace "casi trece años" nadie le ofrecía un papel por su comportamiento conflictivo, pero que ha aprendido a "dejar de culpar a los demás por sus propias equivocaciones". En el filme -que se estrenará en las salas españolas el 12 de agosto- protagoniza la historia central, uno de los cuentos urbanos que se desarrollan en Ciudad Basin, o la ciudad del horror, en la que interpreta a Marv, un tipo duro y callejero que se enamora de una bella mujer: Goldie. Después de que ella muera de un disparo en su propia cama, registrará la ciudad para vengar la pérdida de la única gota de amor que su corazón ha conocido. Al hacer una comparación con la vida real, Rourke dice que ha sido capaz de hacer muchas cosas por amor.

El actor, que comparte reparto con Bruce Willis, Benicio del Toro, Jessica Alba y Rosario Dawson, explica que cuando era más joven no quería tener nada que ver con la política, los negocios, sólo le interesaba la interpretación. Enfundado en un desgastado vaquero sin hilván y con una camisa estampada y las gafas de sol en la frente, Rourke no pierde del todo la imagen de chico malo. Ese chico que lleva dentro y que le provoca una lucha diaria para que no salga porque "el botón" que tiene que presionar para que aparezca "es muy sensible, es fácil", dice.

Crecido en un ambiente duro, Rourke defiende que Sin City sea susceptible de crítica por la violencia que la caracteriza. "Hay mucho ruido contra este tema; antes Sergio Leone hacía cintas violentas y nadie decía nada. Ahora está de moda arremeter contra este tipo de películas".

Aunque no le interesan las adaptaciones al cine de las historietas, ni lee cómics, el actor dijo que admira a Miller porque es un innovador y en ese sentido lo compara con el director de su gran película, La ley de la calle: "Coppola puede hacer una película fantástica y luego otras que no sirven para nada, pero es un tipo dispuesto a arriesgarse, dispuesto a que no le importe quién va a ver la película y si se va a llenar la taquilla".

El actor, que acaba de terminar el rodaje de Domino, de Tony Scott, comentó que cuando hizo las escenas de Sin City se sintió muy incómodo con la silicona que debía usar en el rostro porque tiene los ojos sensibles por la conjuntivitis que adquirió en su época de boxeador. "De sólo pensarlo me duelen los ojos", dijo.