Una comedia ácida retrata la crueldad de las relaciones laborales
El autor teatral Jordi Galceran (Barcelona, 1964) ha llevado al extremo "uno de los procesos más crueles que se viven en el mundo laboral", una selección de personal, para construir una comedia hilarante contra el capitalismo y la competitividad. Se titula El método Grönholm, ha conquistado al público madrileño esta temporada, y busca desde ayer y hasta el próximo domingo la complicidad de la audiencia donostiarra en el teatro Principal. "La gente no para de reírse", dijo ayer el actor Carlos Hipólito durante la presentación. "Pero esta obra es todo menos una banalidad; invita a la reflexión posterior y al debate".
Galceran, autor de Paraules encadenades y Dakota, no tuvo que romperse la cabeza para dar hace dos años con el argumento sobre el que construir su nueva comedia. Se lo sirvieron en bandeja las noticias, cuando una persona encontró en una papelera de Barcelona las fichas de las aspirantes a cajera para una cadena de supermercados. "Gorda, tetuda...". "Moraca, no sabe ni dar la mano...". "Voz de pito, parece idiota...".
Los comentarios crueles, despiadados, machistas y xenófobos que había anotado el responsable de la selección de personal sobre las candidatas calaron hondo en Galceran. "Aquel empleado, escudado en la sagrada misión que le había sido encomendada, se creía con derecho a emitir y poner por escrito aquellas sandeces sobre una serie de personas a las que no conocía de nada", ha escrito. "El hecho de tener el poder para otorgarles o no un trabajo", critica, "le legitimaba para ser cruel, implacable".
Relaciones laborales
Este es el punto de partida de El método Grönholm, una obra interpretada por Hipólito, Cristina Marcos, Jorge Roelas y Eleazar Ortiz, que habla de la crueldad en las relaciones laborales. La historia arranca cuando los cuatro últimos candidatos a obtener una plaza de ejecutivo en una importante multinacional se enfrentan a las pruebas finales del proceso de selección. "Rayan lo absurdo y nada parecen tener que ver con el puesto de trabajo en sí", apunta el autor.
Galceran se ha inspirado para el montaje en técnicas reales de selección de personal. Ni se ha inventado las pruebas que deben superar los aspirantes ni las ha manipulado. Sólo las ha llevado "hasta el extremo sin ocultar la comicidad que llevan implícita", según confiesa. Así ha logrado dos cosas. De una parte, plantear una crítica despiadada sobre la competitividad, la falta de escrúpulos, la pérdida de la dignidad y la manipulación del poder y muchas otras cosas, según Hipólito. De otra, "divertir al público durante hora y media" y seducir también a crítica y programadores. La obra, que tenía previstos dos meses de actuaciones en Madrid, permaneció nueve y vuelve en septiembre, mientras conquista Buenos Aires, Lisboa y Alemania y prepara su salto a Inglaterra y Francia.
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