El recurrente atasco de la A-3
La coincidencia de fechas, itinerarios y destinos hacen inevitables las retenciones, según Tráfico
"Se abrió un carril adicional, se recomendaron itinerarios alternativos, se restringió la circulación de camiones y hubo escalonamiento: así y todo, ha habido retenciones". Federico Fernández, subdirector de la Dirección General de Tráfico, encuentra una sola explicación a los monumentales atascos que durante la madrugada de ayer se produjeron en la entrada a Madrid por la carretera de Valencia (A-3): "Esa autovía es la única que da servicio [a todos los que se dirigen a la costa mediterránea] desde Benicarló hasta el cabo de Gata".
La explicación se desglosa en cifras. Entre las ocho de la mañana del lunes y la misma hora de ayer, entraron por esa vía casi 90.000 vehículos a Madrid, el triple de los que llegan un día normal, según el mapa de Tráfico del Ministerio de Fomento en 2003. "Había retenciones hasta en los carriles de desaceleración", comenta Rafa, un conductor que sufrió el atasco y se salió por dos veces entre Albacete y Madrid a esperar que pasara la retención.
Esa afluencia supone mantener durante 24 horas una media que roza el nivel máximo que pueden absorber dos carriles cada hora: 4.000 vehículos. Durante las horas punta, esa cifra estuvo muy por encima, precisa un portavoz de la Dirección General de Tráfico.
La conclusión de Fernández se concentra en un punto, Atalaya de Cañavete, 176 kilómetros al sur, escenario de los mayores atascos durante la Operación Retorno del puente de Santiago. A esa altura se juntan los carriles que proceden de Valencia (con la mayoría de los que viajan desde Castellón incluidos, según la DGT) y los dos de la A-31, a los que ya en Albacete se habían incorporado los que llegan desde Murcia (A-30). El tráfico estuvo parado, por momentos, a lo largo de 18 kilómetros.
"Es un embudo", resume Rafa. Desde ese punto, tardó cuatro horas y media en recorrer 200 kilómetros. Algunos oyentes contaron durante la madrugada y al amanecer en la radio que habían tardado seis, siete y ocho horas para trayectos que duran tres horas y media. Hubo estaciones de servicio que se quedaron sin combustible, sin agua y sin alimentos.
Un accidente sin víctimas originó el primer atasco en Honrubia, aunque ocurrió demasiado temprano como para explicar los embotellamientos, que crecieron durante la tarde. La circulación se restringió a los camiones desde el kilómetro 168, algo previsto desde febrero. Un carril suplementario se abrió en Saelices, a las 15.45 del lunes, y los itinerarios alternativos también se colapsaron por momentos.
El presidente de Automovilistas Asociados Europeos (AEE), Mario Arnaldo, sostuvo que "la A-3 no tiene capacidad para absorber el flujo de vehículos" que llega a Madrid desde la costa levantina. "Decir lo contrario es insensato", concluyó Federico Fernández, subdirector de la DGT.
Entre el jueves y ayer, 52.000 viajeros prefirieron el tren para viajar entre la costa y Madrid. El índice de ocupación media fue del 93%, a pesar de que se ofertaron un 20% más de plazas. "A las horas fuertes, los trenes iban llenos", informó Renfe. El 97% de los trenes llegó puntual.
El puente de Santiago registró también 36 fallecidos en 30 accidentes mortales, los mismos que el año pasado. Además, 25 personas resultaron heridas, 18 de ellas graves y 7 con lesiones leves.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.