"El próximo julio estaré en el Tour"
El estadounidense se despide, aunque dice que volverá a la carrera para ayudar a su equipo "en algo"
En 1886 un tal Duncan llegó en bicicleta a una mina de carbón cercana a Saint Étienne. Tres semanas más tarde, los hermanos Gauthier empezaron a fabricar en serie los velocípedos tal y como los entendemos hoy en día: Manillar, cuadro, pedales, cadena, sillín y dos ruedas idénticas. Al poco, empezaron la carreras en Saint Étienne con tal arraigo que en 1887 se fundo Le cycliste, el primer periódico especializado del mundo. Ayer por el mismo lugar donde empezó todo, Armstrong dijo adiós vestido de amarillo, después de ganar su última etapa del Tour y sentenciar su séptima victoria en la grande boucle.
Armstrong, el hombre que regresó de la muerte, ese que fue capaz de vencer al cáncer, el tipo que se ha pasado las últimas tres semanas durmiendo con su novia en hoteles más o menos cómodos de Francia, el tejano que ha logrado ganar siete Tours consecutivos, se bajó de la bicicleta y dijo adiós entre aplausos, firmando acreditaciones del Tour 2005, su último Tour, anunciando que le pedirá a Sheryl Crow, la cantante con la que comparte su vida desde hace dos años, que le enseñe a tocar la guitarra. "Chicos, tal vez la próxima vez que me veáis sea cantando rock'n'roll y bebiendo cerveza en un antro de Austin". "No sé qué voy a hacer las próximas tres horas, como mucho sé qué haré hasta la cena, dentro de dos horas", bromeó Lance, para quien por muy bonito que le resultara haber ganado la contrarreloj, por feliz que le haga saber que hoy paseará por Paris vestido de amarillo, nada le emocionó más ayer que el beso de sus hijos al acabar su última lección de ciclismo.
"El lunes me voy a la playa con los niños, con Sheryl, y con mi madre, que también está aquí. Beberé vino y comeré mucho y bien durante unos días. No me planteo la vida más allá, quiero disfrutar de mi gente como no he podido hacerlo en mucho tiempo" explicó. "¿Y el próximo julio, dónde estarás?", le preguntaron. "Aquí, en Francia, ayudando a los chicos. No sé exactamente haciendo qué, no lo sé. Pero me imagino que en julio estaré aquí otra vez".
Por momentos las palabras de Armstrong en el Omnisports de Saint Étienne, un pabellón de deportes, sonaron a cansancio, a ganas de terminar con un trámite que le privaba de la compañía de Luke y de las gemelas Isabelle y Grace, ésa cuyo pasatiempo favorito consiste en abrir todos los grifos de la mansión de Lance en Austin para ver cómo el agua inunda la casa. Las preguntas insistían: "¿Te sientes en el cielo?". Y Lance se aferraba a una sensación que no logra quitarse de encima: él venció a la muerte, "¿se puede eso comparar a vencer una carrera?".
No había arrogancia en sus respuestas, impregnadas de un discurso que relativizó la grandeza de su gesta. "Me siento un afortunado porque sé que soy un buen ejemplo para gente que tiene un gran problema en su vida. También sé que es algo muy importante haber logrado el séptimo Tour. Pero, ¿Cómo puedo saber si me siento en el cielo? No debo de ser del todo consciente de la importancia de lo que he conseguido, más allá de haber cumplido con la promesa dada al sponsor en su momento", dijo en referencia a los directivos de Discovery Channel.
Lance dijo que ha ganado este su último Tour "con un solo ataque", ese golpe de pedal que dio en Courchevel, en la etapa que ganó Valverde. "He sido segundo cinco veces y he ganado una etapa. Ha sido bastante para ganar el Tour. A veces es mejor eso, atacar una vez, ser segundo en cinco y ganar una etapa, que atacar muchas y no llegar a Paris vestido de amarillo". En su despedida, no pudo faltar referencia a Ullrich -"le recordaré siempre como el gran enemigo de mi vida deportiva; si fuera su entrenador empezaría mañana a convencerle de que puede ganar el Tour del año que viene"- y a Johan Bruyneel. "Es mi amigo. Antes que un gran director, es mi amigo", dijo del belga. Lance volverá en julio a Francia para asistir a una nueva edición del Tour que prevé "muy emocionante y tácticamente interesantísima". Por eso quiere estar en ella tratando de ayudar a Hincapié -"puede ser el nuevo líder del Discovery"- o a Popovich -"tal vez el próximo campeón sea del Este", vaticinó-.
Tal vez para entonces, Francia en julio para Armstrong, además de noches con Sheryl siguiendo el Tour, se llene de rock'n'roll.
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