Marga López, estrella del cine de oro mexicano
Marga López (junio 1924-julio 2005) tenía una bonita cara de mujer inocente que conquistó al público mexicano de los años cincuenta. Nadie como ella para encarnar a jóvenes ingenuas, a esposas abnegadas hasta la autoinmolación o a madres sufrientes, tan características de aquellos melodramas populares de los que el cine mexicano fue soberano. Aunque Marga López era de origen argentino, había recalado en México con la compañía infantil Los Hermanitos López, en la que cantaba y bailaba con gracia y desparpajo, y pronto comenzó a intervenir en algunas películas de Tin Tan, émulo de Cantinflas con una delirante vena surrealista, que en España no gustó.
La joven actriz recibió el espaldarazo de Libertad Lamarque, la auténtica reina del melodrama, con quien intervino en Soledad (1947) y por la que obtuvo su primer premio de interpretación. El éxito reunió de nuevo a las dos actrices en el desaforado drama La mujer sin lágrimas (1951), que no alcanzó un triunfo similar, aunque sí confirmó a Marga López como una de las mejores actrices de la época dorada del cine mexicano. Entre sus películas importantes destaca Salón México (1948), del indio Emilio Fernández, un hito en el cine mexicano, en el que Marga López interpretó su primer personaje de prostituta, al que seguirían, entre otros, los de Callejera (1949), Arrabalera (1950), Una mujer en la calle (1954), De carne somos (1954)... algunos de cuyos guiones fueron escritos por republicanos españoles en el exilio.
En España, Marga López obtuvo igualmente gran popularidad gracias, especialmente, a melodramas lacrimógenos como Un rincón cerca del cielo o Tu hijo debe nacer, hasta el punto de ser reclamada para películas como El hombre de la isla, junto a Paco Rabal, Melocotón en almíbar, con Carlos Larrañaga, o Navidades en junio, con Alberto Closas (1960), siendo su mayor éxito la encarnación de la segunda esposa de Alfonso XII, la reina María Cristina de Habsburgo, en ¿Dónde vas triste de ti? Sin embargo, el público español ignoraba entonces que Marga López hubiera trabajado a las órdenes de Luis Buñuel en Nazarín (1958), donde dio vida a una escudera del cura protagonista, cargada de símbolos eróticos, que la actriz confesó no haber comprendido durante la filmación ("Es una película que no entiendo mucho, quizá se deba a que no soy una mujer preparada intelectualmente, pero sí creo que es una obra de arte").
En Nazarín, Marga López se había desprendido de sus arquetipos habituales para entrar en un mundo creativo que le era ajeno. De ahí que cuando Buñuel le preguntó qué se le ocurría a ella para ofender a un cura, la actriz se quedara estupefacta: "¿Agredir yo a un cura? Eso es imposible". El zorruno de Buñuel ideó entonces algo que la actriz estuvo a punto de desobedecer: "Vale, pellízquele entonces la nalga". Dócil y buena profesional, Marga López cumplió con lo que se le pedía.
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