Renfe, no seas gigante

Don Quijote. Veo, Sancho, que continúa la saga de caballeros andantes que siguen cultivando la locura de los soñadores

Sancho. ¿Se refiere, mi amo, a un grupo de cojos que quieren ir desde Alcobendas a Alcalá para emular nuestras hazañas y piden a Renfe, con cinco días de anticipación, una rampa para poder acceder al tren y, llegado el momento, ésta no aparece y dicen que de allí no se mueven y pasa tiempo y tiempo... y no es la primera vez que ocurre?

Don Quijote. Sí, deben de ser ellos; llevan unos Rocinantes mecánicos y luchan contra un gigante que emite sonidos memorizados: "Sí", "de acuerdo", "con mucho gusto", "no se preocupen", "hasta la próxima"...

Sancho. No, mi amo; el gigante es un simple enano que hace como que oye, pero mira a otra parte. Tiene unos subordinados llamados "interventores" que son la parte humana, amable, que dan la cara y se "desgañitan"... Pobre gigante sin ellos...

D. Quijote. Rompí, corté, abollé más que el orbe... Dije e hice... Mi enojo continúa

Sancho. Jefe, estos cojos no usan la lanza. Ponen reclamaciones. Siguen manteniendo lo de "vale más buena esperanza que ruin posesión". Que el valor no está en los músculos sino en el tesón. Esperemos que no se cansen.

D. Quijote. Que la locura continúe.