Rafa Martínez, de oro en oro
El campeón de Europa se impone en la final del concurso completo y sigue la estela de Blume
"La gimnasia española, como cualquier deporte, necesita de una figura, de alguien que tire de ella y que anime a la gente a practicarla", sentencia Jesús Carballo, seleccionador español, con su característico cuello subido y mirando de reojo el calentamiento de su hijo Manuel. "El primero, el que popularizó este deporte fue Joaquín Blume; en un momento dado mi hijo Jesús tambien pudo ser ese líder, y ahora tenemos la suerte de contar de nuevo con un campeón de Europa, como lo fue Blume hace casi 50 años: Rafa Martínez".
El preparador, padre de tres gimnastas, evita comparar a Blume y Martínez: "No se puede decir que uno sea mejor que el otro. Estamos hablando de dos épocas muy diferentes. De Rafa Martínez lo que sí que nos recuerda de Blume es la necesidad de que salga alguien capaz de competir en el concurso completo. La gimnasia española tiene que olvidarse de la especialidad, los seis aparatos son vitales".
Y Martínez los domina. Así lo confirmó este mismo mes con su victoria en los europeos de Debrecen (Hungría). Ya había sido subcampeón europeo y quinto en los Juegos Olímpicos de Atenas. Su evolución siempre ha ido en ascenso, un avance en el control de los seis aparatos, un camino hacia el gimnasta completo. En Almería también se llevó el oro. Su compañero Manuel Carballo, el bronce.
El pasado sábado, Martínez cosguió el oro por equipos junto a Manuel Carballo, Víctor Cano, Adreu Vivó e Iván San Miguel. Ayer logró el individual. En los Mediterráneos de Barcelona de 1955, Blume consiguió el oro en la competición individual, potro con arcos, suelo, anillas, paralelas y barra, asi como el bronce en salto.
Precisamente el salto fue el aparato que más duro se le puso, acabó en octavo puesto empatado con el esloveno Straus, entonces antepenúltimo en la clasficación. Tras acabar su participación en suelo (9,275), caballo con arcos (9,250) y las anillas (9,275) había agitado su puño al aire y apretado los labios con satisfacción. El salto se complicó desde el calentamiento, cuando aterrizó sobre la colchoneta. Antes de saltar, corrigió nervioso la posición del trampolín y acabó cayendo con un pie fuera de la colchoneta. Poco importó el enfado por el salto, que se acabó con las paralelas (9,300). Ejecutó la barra el último. Y también se cayó. Las cejas se le iban para arriba casi sin freno. Incrédulo, con la medalla en almoneda. Pero se encaramó a la barra, giró y giró hasta salir con una velocidad y altura terribles. Fue penalizado, claro, pero su ventaja era tal que aún así se ganó lo más alto del podio.
Con sus dos primeros oros, el camino de Martínez hacia la hazaña de Blume pasa por las finales de suelo, caballo con arcos y anillas de esta tarde y las de salto, paralelas y barra del martes.
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