Jona marca como delantero y para un penalti de portero

Perder duele. Y, si se pierde recibiendo doce goles en dos partidos, duele más. Honduras, derrotada abultadamente en sus dos primeros encuentros del Mundial, saltó al campo dispuesta a no caer de nuevo. Acumuló hombres en la defensa, se olvidó del área española y sólo buscó el gol a balón parado. No le sirvió de nada: a los cuatro minutos ya iba perdiendo.

Sin Llorente, el pichichi del torneo, España se contagió del ritmo cansino de Honduras, que, por momentos, pareció un equipo ausente, un fantasma sobre el campo. Convertido el partido en un mero trámite, hasta hubo tiempo para que jugaran los dos porteros suplentes. Sólo entonces volvió la emoción: Roberto, el español, fue expulsado por derribar a un contrario en el área. Y Jona, que había abierto el marcador, paró el penalti como improvisado meta.

España espera rival hoy, para los octavos de final, entre los terceros de los grupos A, B o F.