Glazer se lo queda todo

Malcolm Glazer, el millonario estadounidense que ha comprado el Manchester United, parece un fantasma. El misterioso magnate sigue sin conceder entrevistas ni explicar su proyecto para el club y en el Reino Unido sólo han visto su cara pegada a las dianas y pancartas que portan los aficionados contrarios a su llegada. Sin embargo, ya controla todo lo que ocurre en el equipo de Old Trafford.

En mayo, cuando se hizo con la mayoría de las acciones del Manchester, Glazer utilizó las leyes contra los ecologistas radicales para impedir que las direcciones de sus casas británicas fueran reveladas por los tabloides de la isla. Luego, aprovechando la dimisión de Roy Gardner como presidente del club, nombró directivos a tres de sus hijos. Y ayer, obligado por la ley, anunció que ya posee el 97,3% de los títulos del club y que mantendrá 14 días más de lo previsto su oferta de comprar por 3,80 euros cada participación de los accionistas minoritarios. Red Football Ltd, la sociedad capitaneada por Glazer, podrá obligarles a que le vendan sus participaciones cuando controle el 97,6% de las mismas.

Los accionistas minoritarios tienen una poderosa razón para desprenderse de sus participaciones: desde que controló el 75% del Manchester, Glazer ha tenido ya derecho a hacer y deshacer a su antojo, a decidir la política de fichajes y a sacar al club de la Bolsa cuando quiera. Y ya hay una día marcado en rojo en su calendario: el 22 de este mismo mes o la fecha más inmediata desde el momento en que sea posible. Antes o después, las participaciones de los pequeños accionistas serán papel mojado, según los analistas.

Muchos de ellos, sin embargo, resisten agrupados en la plataforma Shareholders United [Accionistas Unidos], un grupo que celebra sus reuniones bajo una inmensa bandera cubana marcada con el lema Hasta la victoria siempre. Shareholders United, que dice representar al 2% del accionariado del club, se plantea crear un fondo para recomprarlo si Glazer decide abandonarlo y, al tiempo, ha llamado al boicoteo de los productos comerciales del club. "Nuestra acción conseguiría devaluar el producto, el Manchester obtendrá menos dinero de sus patrocinadores y eso afectará al balance de ingresos y gastos de Glazer", explican desde la plataforma.

Frente a las manifestaciones de protesta, las pancartas y las amenazas, Glazer se ha mantenido siempre en un segundo plano. Casi todas las fotografías que hay de él recogen el momento en el que celebraba con sonrisa de medio lado y gorra de béisbol el título de la Super Bowl de 2003 conseguido por su otro club, el Tampa Bay, del fútbol americano. En el resto siempre aparece luciendo el anillo dorado de campeón.

Sólo de vez en cuando llegan noticias suyas desde el otro lado del Atlántico: incrementará un 54% el precio de las entradas en los próximos cinco años, según la prensa británica. Preocupado por el crédito de 788 millones de euros que ha tenido que pedir para comprar el club -valorado en 1.158 millones de euros-, Glazer limitará también a 36,25 millones el presupuesto anual para fichajes, anuncian asimismo los tabloides. Y puede que Alex Ferguson, de 63 años y mánager del equipo, ya no se encargue de ellos. Glazer, de 76, cree que es demasiado viejo para el cargo.