'Mujeres desesperadas', la serie estrella de EE UU, llega a TVE
Drama y comedia conviven en la producción más original del año
Discretos seguidores de Melrose Place, admiradores de Sexo en Nueva York, nostálgicos de Dallas o Dinastía e incondicionales de A dos metros bajo tierra disponen a partir de hoy (22.00, TVE-1) del programa de televisión que, sin saberlo, llevaban años esperando: Mujeres desesperadas. La serie revelación en la última temporada en Estados Unidos trata de demostrar que una existencia aparentemente insulsa puede esconder una mezcla de placeres, comedia y muerte.
Marc Cherry, el creador y metódico guionista de Mujeres desesperadas, cuenta con pesadumbre que la idea de la serie está basada en algo que una vez oyó decir a su madre. Cherry, abiertamente homosexual y guionista en paro desde que se canceló Las chicas de oro, estaba viendo por televisión junto a su madre la noticia de una mujer que había ahogado a sus hijos en un arrebato de locura. Se preguntó en voz alta cómo puede llegar alguien a estar tan desesperado como para hacer algo así. Y su madre le dijo: "Yo lo he estado". Descubrir que su madre, dueña de una existencia pulcra y entregada a la educación de sus hijos, podía entender semejante esquizofrenia le dio la idea para una serie en la que, por encima de todo, las vidas ejemplares encubrían secretos oscuros y frustraciones angustiosas. Así nació Mujeres desesperadas.
La serie es indudablemente más atractiva para el público estadounidense que para el de Televisión Española, porque el entorno en el que discurren esas desesperaciones se corresponde milimétricamente con el modelo de vida de la clase media-alta de aquel país, la que convierte el cuidado del jardín en una demostración de poderío. Esas casas de las afueras, perversamente similares, son la representación inmobiliaria del sueño americano. Ese ideal está basado en el concepto de la posesión y en la apariencia de felicidad. Las Mujeres desesperadas viven alejadas en mayor o menor medida de esos dos parámetros de supuesto bienestar.
Una de ellas es Susan (Teri Hatcher), que se ve recién divorciada con los cuarenta cumplidos y parece sentirse culpable de tener todavía apetito sexual. Su marido se fugó con la secretaria. Una de sus vecinas es Bree (Marcia Cross), perfecta ama de casa que es capaz de pensar que un matrimonio en peligro -como el suyo- se puede salvar con un producto de limpieza. En la misma calle, Wisteria Lane, vive Lynette (Felicity Huffman), que dejó su trabajo de abogada para dedicarse con pasión al cuidado de sus hijos sólo para descubrir cinco años después que los niños son insoportables y su carrera es irrecuperable. El cuarteto se completa con Gabrielle (Eva Longoria), que reconoce abiertamente su pasión por el dinero y compensa la vacuidad de su existencia con el sexo juvenil que le proporciona el jardinero. La quinta amiga, Mary Alice, sólo aparece en el primer episodio para "abrillantar la rutina de mi vida perfecta" momentos antes de pegarse un tiro en la cabeza. Desde la tumba actúa como narradora y proporciona uno de los elementos fundamentales de la serie: el misterio.
Mujeres desesperadas puede ser más divertida que la mejor telecomedia y más conmovedora que el mejor producto dramático, pero, por encima de todo, la serie es escandalosamente original para quien la contemple sin prejuicios televisivos y con algo de empatía.
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