Una cadena de despropósitos
El adiós de Dejan Bodiroga, ayer, no hizo sino confirmar lo que ha sido una evidencia durante toda esta temporada: el derrumbe de una sección, la de baloncesto, que comenzó el curso siendo un referente en Europa y lo ha terminado convertido en el ejemplo de lo que nunca se debe hacer con un proyecto que funciona bien.
El equipo que conquistó la Euroliga en 2003, dirigido por Svetislav Pesic, ha ido perdiendo una a una a todas sus piezas hasta quedar reducido a la caricatura que, hace un par de semanas, ofrecía una imagen lamentable al ser eliminado por Estudiantes, por segunda vez en su historia, en los cuartos de final de la ACB.
La llegada de Joan Laporta a la presidencia del club supuso la marcha de Salvador Alemany, el directivo que bajo el mandato de Joan Gaspart contrató a Pesic, Bodiroga y Fucka para ganar la Euroliga.
Pesic, que sobrevivió al primer año de Laporta, dejó el equipo justo antes del inicio de la temporada, después de que Antonio Maceiras, gerente del club, fuese destituido y se nombrara a Valero Rivera director de secciones. Para entonces, el Barça, que ya había perdido a Jasikevicius hacía un año, también se deshizo de Femerling y Varejao. Las riendas del equipo las tomó Joan Montes, que dimitió en febrero, agobiado por la presión y la falta de medios. Manolo Flores, gerente de la sección, le sustituyó al frente del banquillo.
La decisión provocó el cese de Josep Maria Bartomeu, directivo responsable de la sección, que, partidario de fichar a otro técnico, admitió los errores cometidos. Laporta, atónito entonces, ahora le da la razón.
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