"Soy exigente, pero no fiero"

Carlos Bianchi ya es entrenador del Atlético. Ha firmado por dos temporadas -"hay confianza en él", según el director deportivo, Toni Muñoz- y casi dos millones de euros de ficha anual. Con él se incorporará un preparador físico, Julio Santella. "No sé si luego vendrá alguien más a ayudarnos", dejó en el aire el técnico argentino, cuya declaración de intenciones fue la siguiente: "Vamos a intentar jugar al fútbol, tener la pelota, no ser pasivos y tener personalidad". Los objetivos: "La Copa de la UEFA o la Liga de Campeones". Y es que "en el equipo hay una buena base de jugadores".

No tenía Bianchi nada claro dejar Buenos Aires, "me ha costado, lo reconozco", pero ha aceptado "la apuesta" principalmente "por pasión y para devolver al Atlético a los puestos en los que quiere verlo su afición". Para asumir ese "reto", Bianchi estima que será necesaria "la contratación de tres o cuatro jugadores". Desde luego, tiene "muy claras" las necesidades del conjunto madrileño.

Sobre su idea, su propuesta en el campo, Bianchi condicionó el sistema "al tipo de futbolistas" con los que cuente y precisó: "Son personas, no robots. Yo nunca les impongo una idea que les encorsete, que les coarte la posibilidad de expresarse en el terreno de juego, que les reste libertad".

Bianchi tiene fama de serio, de duro. No la niega. "Soy exigente porque yo mismo me exijo. Pero no es cierto que sea fiero. Soy muy simpatico", comentó en uno de los pocos momentos en los que modificó su expresión y sonrió.

Porque Bianchi no sonríe con facilidad. Ayer llegó en un avión por la mañana, temprano, junto a su esposa, y desayunó con los directivos rojiblancos. Posteriormente, hacia las doce y media, llegó a las oficinas del estadio Calderón para formalizar su compromiso. Toni Muñoz reveló que Bianchi le transmitió "confianza" desde su primera entrevista, el viernes pasado en París, y comentó que es "muy fácil" entenderse con él.

Es un preparador con fama de sencillo en la concepción del juego: "Acá un lateral, allá un medio centro...". Plantea un clásico 4-4-2 en el que cada uno debe hacer lo propio de su oficio. Ni más ni menos. Nada menos.

Enrique Cerezo, el presidente del Atlético, calificó a Bianchi, en su presentación, como "uno de los mejores entrenadores del mundo" y, cuestionado sobre una anécdota según la cual éste dejó con la palabra en la boca a su ex dirigente, Mauricio Macri, comentó: "Si gana la Liga, me da exactamente igual que me deje con la palabra en la boca".

Bianchi ha sido el modelo de técnicos como Héctor Cúper, del Mallorca, o Manuel Pellegrini, del Villarreal. "A Cúper le he llamado un par de veces, pero no me coge el teléfono. Ya hablaré con él", comentó al recordar las "malas" relaciones que mantenía con el ahora preparador del equipo balear cuando ambos eran futbolistas: "No me dejaba tocar la pelota en todo el partido".

Bianchi citó las similitudes que observa entre los hinchas del Boca Juniors, su anterior club, hace dos campañas, y los del Atlético: "Las dos aficiones son muy fervorosas, muy entregadas, y hay que devolverles esa pasión". También explicó su apodo, El Virrey: "Me lo puso un periodista por el último virrey español, Liniers, que es el barrio en el que está situado el estadio del Vélez Sarsfield".