El reino de la 'contraintuición'
La rentabilidad media que acumulan en los cinco primeros meses del año los casi 4.700 fondos de inversión que se distribuyen en España asciende al 4,69%. Esta rentabilidad, que, obviamente, oculta una gran diversidad de comportamientos entre las distintas clases de fondos, refleja, no obstante, que 2005 está resultando bastante bueno para los fondos de inversión, con sólo cinco categorías (de un total de 150) que acumulan pérdidas medias. Todo esto puede resultar algo contraintuitivo, en un año en el que los mercados de renta variable de todo el mundo han tenido altibajos continuados; en el que el dólar ha hecho, al igual que la renta fija, todo lo contrario de lo que se esperaba de él, y en el que se ha producido una crisis limitada en los mercados de bonos de elevada rentabilidad.
Por si esto fuera poco, el resultado negativo del referéndum francés sobre la Constitución europea agudizó esa misma sensación de comportamiento contraintuitivo: mientras los titulares alarmistas de los noticiarios parecían anticipar un comportamiento desordenado de los mercados de valores y de cambios, la realidad de éstos se volvía (en un primer momento, tras la consulta) chata y plana, para dar paso con posterioridad a una fuerte revalorización, tanto de la renta fija como de la variable, lo mismo en Europa que en EE UU. Solamente el euro, con su retroceso frente al dólar, reflejaba ese sentimiento de crisis que está afectando a las instituciones europeas.
El año, en definitiva, está siendo especialmente bueno para los fondos de renta variable (o al menos eso es lo que refleja la fotografía de finales de mayo, con los de renta variable española ganando en promedio casi un 6%), aunque no está, ni mucho menos, garantizado que vaya a conservarse lo adquirido. Y es que ya a comienzos de marzo los fondos de renta variable llegaron a tener acumuladas unas ganancias parecidas a las actuales. Después, entre ese momento y finales de abril, perdieron todo o casi todo lo ganado en el año, y la perspectiva, ahora, es que puede volver a suceder lo mismo. ¿Por qué? Por el tipo de año bursátil que está resultando ser 2005: el tercero dentro de un ciclo de bolsa alcista que se inició en marzo de 2003, y el cuarto de expansión de la economía norteamericana.
Para poner todo esto en perspectiva conviene, además, recordar que desde julio del año pasado los tipos de interés de corto plazo han subido en EE UU desde el 1% al 3%, a la vez que el precio del barril de petróleo se mantenía por encima de los 40 dólares (una cifra muy elevada si se tiene en cuenta que durante los años noventa en raras ocasiones superó la cifra de 30 dólares por barril).
Los altibajos en el valor liquidativo de los fondos no son, pues, más que el reflejo de las dudas que tienen las bolsas sobre el comportamiento futuro de las economías, unas dudas que se intensifican o se suavizan al compás de la publicación de los diversos indicadores económicos. Pero, como sucede en todas las fases avanzadas del ciclo de las economías, esos indicadores suelen dar una de cal y otra de arena, apuntando en direcciones aparentemente diferentes, reforzando unas veces y debilitando otras, el optimismo sobre el futuro de los beneficios empresariales. Lo más probable es que esto siga siendo así durante unos meses más, hasta que se empiece a ver un poco claro en qué medida la subida de tipos de interés y el encarecimiento de la energía ha podido provocar o no una desaceleración de cierta entidad en la economía norteamericana.
Al ordenar las diferentes categorías de fondos de inversión por la rentabilidad acumulada en el año, inmediatamente después de las de renta variable (y, a veces, entremezcladas con ellas) están las de los fondos que invierten en renta fija denominada en dólares. Este tipo de fondos se ha beneficiado de la bajada en 2005 de un 0,25% en la rentabilidad de la deuda pública norteamericana a diez años, aunque hay que recordar que, también, estos fondos se han visto afectados por la intercadencia de los datos económicos, sucediéndoles algo muy parecido a lo ya mencionado para los de renta variable, y es que a finales de marzo habían perdido más de lo acumulado hasta comienzos de febrero. Ahora, tras la recuperación posterior de la deuda pública, se han beneficiado también de la fuerte revalorización del dólar frente al euro; el 10% de rentabilidad media que acumulaban a finales de mayo los fondos de renta fija privada en dólares es la mejor de entre los que invierten en bonos.
El año 2005, seguirá, seguramente, sorprendiendo por ese ir y venir de las rentabilidades de los fondos. Para el otoño es muy probable que se decanten en uno de los dos sentidos. Caveat emptor (comprador, ten cuidado).
Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.
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