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La juez interna a dos menores por la reyerta de L'Hospitalet que acabó a navajazos

El instituto junto al que se inició la pelea niega que fuera por motivos xenófobos

El Juzgado de Menores número 2 de Barcelona acordó ayer el internamiento cautelar durante tres meses en un centro de la Generalitat de dos alumnos del instituto Margarida Xirgu de L'Hospitalet, acusados de herir con navajas a tres adolescentes tras una guerra con globos de agua en las inmediaciones del centro. Se les acusa de lesiones con instrumento peligroso y tentativa de homicidio. Un tercer joven arrestado por los hechos ha quedado en libertad vigilada. El instituto negó ayer que el origen de la discusión fuese por motivos xenófobos.

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Los hermanos R. y J., de 14 y 16 años, respectivamente, y de origen dominicano, comparecieron ayer ante la juez de menores y el fiscal solicitó su internamiento por el tiempo máximo de tres meses que prevé la ley por la gravedad de los hechos y la alarma social generada. Transcurrido ese tiempo, la juez revisará su decisión. Sólo en casos muy graves se prolonga el internamiento otros tres meses, aunque es probable que en este caso, en el que no se han producido muertes, se acuerde para entonces una orden de alejamiento de los agresores .

Otro menor, W., de 15 años, de origen ecuatoriano, quedó en libertad vigilada después de declarar en la fiscalía. Fuentes de la investigación explicaron que los dos jóvenes contra los que la juez ha acordado el internamiento fueron los autores materiales de los navajazos a los otros tres adolescentes y que el tercero no participó directamente. Esta es, al menos, la tesis de la Fiscalía de Menores, después de someterlos a un careo anteayer.

El instituto Margarida Xirgu de L'Hospitalet de Llobregat, situado en el barrio de Collblanc, ha duplicado en sólo dos años su tasa de alumnado inmigrante, de forma que este colectivo, en el que los suramericanos son clara mayoría, representa ya el 46% de los estudiantes.

Aunque el profesorado y la dirección del centro negaron ayer que la xenofobia estuviera detrás de la reyerta del pasado martes, el jefe de estudios, Joan Sales, admitió que las diferencias culturales favorecieron que lo que debía ser una inofensiva pelea con globos de agua acabara, fuera del recinto escolar, en un enfrentamiento con navajas de por medio y con tres adolescentes heridos. Así, a juicio de Sales, los presuntos instigadores del enfrentamiento fueron unos alumnos autóctonos "conflictivos, que hicieron una mala primaria y que ahora siguen una pésima secundaria", y que "no calibraron las consecuencias" de su actitud provocativa contra un grupo de alumnos suramericanos que llevaban pocos meses en el centro. "Se dedicaron a provocar a los alumnos recién llegados", dijo Sales, "y éstos respondieron como en su cultura están acostumbrados: si la pelea va a más, sacan las navajas".

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Uno de estos alumnos "conflictivos" que, según explica el jefe de estudios, participaron en la pelea había sido expulsado del instituto el curso pasado. Sales dijo que los padres de los tres acusados de los hechos se mostraron ayer consternados. "Cuando hemos hablado con ellos no paraban de llorar. Están desconsolados", señaló el jefe de estudios, tras destacar que ninguno de estos alumnos había causado problemas en el centro educativo y que su proceso de integración era "ejemplar".

Discusión previa

Sales agregó que la pelea en el exterior del instituto se produjo al acabar las clases. Uno de los alumnos se encaró con el ecuatoriano W., aunque acabaron haciendo las paces. Al parecer, la novia de aquél no se dio cuenta de que los dos chicos se habían dado la mano, y arremetió contra W., lo que propició una segunda pelea que acabó en el interior de un almacén próximo al instituto. Fue allí donde los dos hermanos dominicanos supuestamente habrían sacado las navajas e hirieron a tres menores, entre ellos a una chica y un chico de otra escuela que intervinieron para poner paz.

En el instituto el incidente originó ayer una mezcla de indignación y miedo. Una pancarta contra la violencia presidió la concentración convocada a media mañana en el patio del centro. Minutos antes de finalizar las clases, un buen número de padres estaban a las puertas de instituto, adonde habían acudido a esperar a sus hijos, como si de una escuela de primaria se tratara. "Mi hijo no ha querido nunca que venga a buscarle. Le da vergüenza. Pero a partir de ahora vendré cada día", sentenciaba Gema, madre de un alumno

. De los tres heridos, sólo uno, E. G., seguía ayer hospitalizado con pronóstico grave.

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