Una pequeña bomba casera destruye un puente del Valle de los Caídos

Un artefacto de escasa potencia hizo explosión, en la madrugada del pasado viernes, en un puente de madera ubicado en unos jardines del Valle de los Caídos, donde causó daños materiales, según Patrimonio Nacional. Fuentes próximas a la investigación descartan que se trate un atentado terrorista y sospechan que es una acción atribuible a una persona o a un grupo, pero sin vinculación con una banda organizada.

Los daños causados por la explosión fueron advertidos el pasado sábado por los empleados de mantenimiento de jardines, que hallaron un puente destrozado y un socavón de un metro de profundidad en la zona, muy cerca de la cafetería y el funicular, añadieron las fuentes.

El puente, cuyos restos quedaron desperdigados a unos 30 metros de donde se ubica, quedó completamente destrozado, según Patrimonio Nacional.

Los agentes de la Guardia Civil se trasladaron al lugar, que inspeccionaron con perros a lo largo del día. El Valle de los Caídos estaba abierto al público cuando se descubrieron los daños, por lo que Patrimonio no tomó ninguna medida adicional, según les aconsejó la Guardia Civil, por considerar que era "un hecho aislado".

Fuentes policiales han indicado que el artefacto era rudimentario y estaba compuesto por unos tres kilos de nitrato sódico, sin ningún tipo de mezcla de dinamita. Esto induce a pensar a los agentes que no es atribuible a ninguna organización terrorista, sino que podría ser obra de un ciudadano que tratara de llamar la atención, sin que existan otras motivaciones ideológicas.

Poco antes de las once de la mañana de ayer una persona que hablaba en castellano llamó al diario Gara y, tras asegurar que hablaba en nombre de ETA, avisó de la colocación de una bomba en el Valle de los Caídos, aunque no precisaba la hora en que haría explosión.

La Guardia Civil no dio credibilidad a esta llamada. No descarta que la persona que llamó pudiera ser la misma que colocó el artefacto que estalló horas antes en el Valle de los Caídos y que, al ver que su acción no había tenido ninguna repercusión en la prensa, habría decidido volver a llamar la atención.

Pese a la amenaza, las autoridades decidieron mantener abierto al pueblo el recinto donde reposan los restos del dictador Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española.