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Reportaje:

Abrocharse a la vida

Los siete muertos por un accidente de tráfico en Sigüenza y una campaña institucional alertan de la necesidad del cinturón

Antonio Jiménez Barca

La curva cercana a Sigüenza en la que el pasado domingo se dejaron la vida cinco niños y dos adultos en un accidente de tráfico no es especialmente peligrosa. Un hombre que ha pasado infinidad de veces por ahí asegura que, a pesar de que una señal prohíbe ir a más de 70 kilómetros por hora, él la ha tomado "a 120 muchas veces sin que pase nada". A las 12 de la mañana de hace siete días, un todoterreno, al adentrarse en la curva, invadió el carril contrario, por el que circulaba en ese preciso momento un monovolumen. El impacto fue brutal. La causa del accidente, según las primeras investigaciones de los expertos de la Guardia Civil, hay que buscarlas en un exceso de velocidad o en un despiste de la conductora del todoterreno. Probablemente, en ambas.

"En un accidente, por lo general, se dan siempre varios factores", asegura Javier Pérez Ayuso, subdirector de la División de Accidentología del Instituto Universitario del Automóvil, dependiente de la Universidad Politécnica. Pérez Ayuso se dedica, entre otras labores relacionadas con la seguridad en los automóviles, a reconstruir accidentes: milímetro a milímetro, su equipo es capaz de emplear una mañana entera a examinar las abolladuras de la chapa para calibrar el efecto y las causas de un choque.

El hecho de que ninguno de los cuatro niños que viajaban en el todoterreno llevara el cinturón de seguridad abrochado y hayan muerto, ha vuelto a poner de actualidad este elemento considerado indispensable por los expertos. La Dirección General de Tráfico tiene previsto el mes que viene y en octubre lanzar dos campañas que recuerden a conductores y pasajeros la necesidad de este instrumento.

Los informes de este organismo aseguran que el riesgo de morir en un accidente de tráfico se reduce a la mitad si se lleva puesto el cinturón. Y si se circula a menos de 65 kilómetros por hora este riesgo se reduce a menos de un 35%. A 70 kilómetros por hora, un golpe sin cinturón equivale a darse en la cabeza con un mazo de hierro de 15 kilos a una velocidad de 150 kilómetros por hora. A 50 kilómetros por hora, un niño sale propulsado por el cristal delantero en caso de choque frontal. Su uso, tanto el delantero como el trasero, evitaría al año cerca de 1.000 muertes en la carretera.

Aunque no es infalible.

Tras examinar las fotografías del accidente de Sigüenza, Pérez Ayuso asegura: "Por la abolladura se aprecia que el monovolumen chocó contra el lateral del todoterreno. Y los laterales de los coches no tienen mucha protección posible. Este accidente ha sido muy violento. Y las muertes, parece que inevitables. Aunque, tal vez, si todos los niños hubieran lledo el cinturón, alguno se habría salvado".

Aún hay lagunas legales. En los autobuses no está clara la normativa. "Ahora mismo, en Bruselas se está elaborando una normativa, pero hoy por hoy no es obligatorio que los autobuses lleven cinturón, ni siquiera para menores de edad", asegura un portavoz del Ministerio de Industria, organismo que regula este aspecto. "Para que los cinturones en los autobuses sean efectivos, primero hay que modificar la estructura de estos vehículos, y reforzar los asientos, las paredes y los techos. Hasta que esto no ocurra, que haya cinturones puede que sea hasta contraproducente", explica Pérez Ayuso.

En la actualidad, el 80% de las investigaciones encaminadas a mejorar la seguridad en el coche van dirigidas a la "seguridad pasiva", esto es, a resistir con las mínimas consecuencias un accidente. Un ejemplo son los diseños de la carrocería pensados para que, ante un impacto, ésta se abolle como un acordeón y así absorba la energía del impacto.

Pero el futuro está en la seguridad activa: ya hay sistemas desarrollados que, automáticamente, ponen el coche a la velocidad permitida. Con este instrumento, gobernado por un GPS, el todo terreno habría entrado en la curva a 70 kilómetros por hora.

"Pero esto tendrá poco futuro: Muy pocos quieren que se limite su poder en el coche", preconiza este experto.

Imagen del accidente del pasado domingo en Sigüenza, en el que murieron cinco niños y dos adultos.
Imagen del accidente del pasado domingo en Sigüenza, en el que murieron cinco niños y dos adultos.EFE

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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