Por aclamación

Una noche de exhibición futbolística en Glasgow, diez primeras jornadas de Liga impecables y un clásico en el que goleó con una facilidad pasmosa al Real Madrid pusieron en órbita a un Barça que ha manejado el campeonato de cabo a rabo. El campeón ha pasado por momentos malos como no puede ser de otra forma cuando se afronta un calendario con 38 jornadas y que ha compaginado con los ocho partidos de alta exigencia que disputó en la Liga de Campeones. Sin embargo, lo ha superado todo: las lesiones, la baja forma de algún jugador, sus tropiezos -contados pero importantes como ante el Villarreal, el Atlético y los cinco puntos que se le escaparon de golpe ante el Betis y el Madrid -, los efectos negativos de su eliminación en la Copa (Gramenet) y en la Liga de Campeones (Chelsea) y, finalmente, la presión a la que ha sido sometido por el Madrid. El título hace justicia a un equipo al que la mayoría de entrenadores y jugadores reconocen como el mejor del torneo.

Ha ganado en todas las estadísticas: es el que más goles ha metido y el que menos ha encajado

El Barça ha jugado bonito y a la vez práctico. Mucho ha tenido que ver en ello el apogeo futbolístico de Xavi, al que Rijkaard ha adaptado a la posición de volante, el equilibrio del que ha dotado a su centro del campo un jugador hiperactivo e inteligente como Deco, la pegada de Eto'o, las genialidades de Ronaldinho y el buen trabajo defensivo de todo el equipo.

Los goles de Eto'o y las paradas de Víctor Valdés, el máximo goleador y el portero menos goleado del campeonato, reflejan las constantes de un equipo que ha sido el que mejor ha atacado y el que mejor ha defendido. Lo dicen las estadísticas. El Barça es el equipo que más goles ha metido, el que más minutos de posesión ha disfrutado, el que ha rematado más y mejor, el que más penaltis y uno de los que más faltas ha recibido y el que más córners ha forzado. En defensa, su labor ha producido resultados igualmente espectaculares: es el que menos goles ha encajado, el que menos remates y minutos de posesión ha concedido al rival, en el que menos ha tenido que intervenir su portero...

Rijkaard ha sabido administrar un bloque que se quedó visiblemente corto y especialmente maltrecho en determinadas posiciones, muy especialmente la del medio centro defensivo. Todo por culpa, básicamente, de las lesiones que se cebaron en jugadores que pueden ocupar esa demarcación como Edmilson y Motta. A ellos se añadieron Gabri y Larsson. El Barça tuvo que recurrir al mercado de invierno pero de pocos apuros le han sacado Albertini y Maxi López, sus dos últimos fichajes. El éxito se ha basado en los 11 jugadores habituales en las alineaciones, con el añadido de un brillante y muy utilizado Iniesta.