La tradición frente al nuevo rico
El Liverpool y el Chelsea se enfrentan en el mítico Anfield con todos los pronósticos favorables al conjunto de Mourinho
El fútbol inglés tendrá un representante en la final de la Copa de Europa, cinco años después del triunfo del Manchester United. Será el segundo en 20 años. El segundo después de la tragedia de Heysel. Todos los pronósticos apuntan al Chelsea, el nuevo campeón de la Liga. El nuevo rico del fútbol mundial. Acude a Anfield con su lujoso equipo, confeccionado a golpe de talonario por el magnate ruso Roman Abramovich, cuyo interés por el fútbol era inexistente hace tres años. Ahora ha hecho del fútbol un vehículo de promoción personal, sin reparar en gastos. Pero nadie se lo va a reprochar mientras se sucedan las victorias. Esta noche se anticipa una frente al Liverpool, el club que de alguna manera representa el modelo contrario. Después de dos décadas más dramáticas que felices, el Liverpool tiene la oportunidad de volver por donde solía. En su edad de oro, a caballo entre los años setenta y ochenta, ganó cuatro finales de la Copa de Europa y fue uno de los equipos más admirados del mundo. Después llegó la tragedia de Heysel y el infierno de Hillsborough, donde casi un centenar de sus hinchas murieron asfixiados contra las vallas que les separaban del campo. Ahora el Liverpool es un club con historia, pero con escaso dinero, con un equipo que tendrá que tirar de la vieja mística para sorprender a este Chelsea bañado en libras esterlinas.
En el equipo de Benítez cualquier baja es una calamidad. Esta vez es peor: faltará Xabi Alonso
Hay valores en el fútbol que son intangibles, pero que pesan a la hora de la verdad. Sin duda, el Chelsea es mejor que el Liverpool. Lo es jugador por jugador. En el campo y en el banquillo. No sólo es mejor, sino que ha tenido más fortuna. Fuera de Robben, el excelente delantero holandés, sus futbolistas apenas han sufrido lesiones. Y si alguno ha estado más de tres semanas fuera de competición, su puesto ha sido ocupado por otro futbolista de garantías. Los cheques de Abramovich lo permiten. El Liverpool ha atravesado un vía crucis durante todo el año. No sólo se han sucedido las lesiones, sino que cada una de ellas parecía más grave que la anterior. Con este lastre y con la evidencia del limitado talento del que dispone en su equipo, Rafa Benítez ha hecho un milagro en la Copa de Europa. El Liverpool ha llegado a las semifinales y hoy se juega la vida con la certeza de que una victoria le clasificaría para la final. Es muy posible que tenga dificultades por la inferioridad del equipo, pero tiene de su parte el peso de la historia. Sin la leyenda del Liverpool, sin el factor que representa la conexión de Anfield con sus jugadores, sin esos intangibles que pesan tanto, no se podría explicar la presencia del Liverpool en las semifinales, después de derrotar al Bayer Leverkusen o al Juventus.
Benítez lo sabe. La hinchada, también. En Liverpool hay una tensa espera, la clase de ambiente que antecede a los partidos trascendentales. Se nota que es una ciudad donde el fútbol es algo más que un juego. Liverpool está impregnado de fútbol. Cuando el Chelsea salga al viejo Anfield se encontrará en el estadio que dio gloria a Bill Shankly, a Emlyn Hughes, a Kevin Keegan, a Graeme Souness, a Alan Hansen, a Kenny Dalglish, a todos los que hicieron del Liverpool un club admirable. Y eso no lo tiene el Chelsea. Tiene los futbolistas, tiene a Mourinho, un entrenador que ha sabido añadir orden, intensidad y voluntad competitiva a un equipo famoso por su indolencia y anarquía. Pero no tiene Anfield, ni la tradición, ni el orgullo que significa pertenecer a un equipo cargado de éxitos. A ese valor añadido, que cuenta más de lo que parece en el fútbol, se agarrará el Liverpool en un partido que se antoja vibrante.
El Chelsea llega tres días después de conquistar la Liga. Dispone de todos sus jugadores más importantes. Los nombres son conocidos en todo el mundo: el portero Cech, los centrales Terry y Carvalho, el gran Frank Lampard en el medio campo, el efervescente Joe Cole, el poderoso Drogba en el centro de la delantera. El Chelsea se puede permitir la ausencia en el equipo titular de Robben, sin duda uno de los delanteros más excitantes de estos días, sin que nadie se inquiete. Llega con tanta seguridad al encuentro que Mourinho pareció celebrar el empate a cero del primer partido. Al fin y al cabo, su equipo ha marcado siempre fuera de Stamford Bridge en la Liga de Campeones. En el Liverpool cualquier baja es una calamidad. Esta vez, el daño es peor. Faltará Xabi Alonso, el único jugador que garantiza el buen criterio en el juego. Por lo tanto, el Liverpool tendrá un perfil más aguerrido. Intentará sostenerse con el máximo orden posible, con las menos concesiones a los contragolpes del Chelsea y con la ayuda de un inflamado Anfield. Con eso y con la historia de su parte, el equipo que representa los valores tradicionales del fútbol confía en superar al nuevo rico.
Liverpool: Dudek; Finnan, Carragher, Hyypia, Traore; Biscan, Gerrard, Hamann, Riise; Luis García y Baros.
Chelsea: Cech; Johnson, Terry, Carvalho, Gallas; Cole, Tiago, Makelele, Lampard; Gudjohnsen y Drogba.
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