Piterman impone la mordaza
El presidente del Alavés, que cree que "la prensa no tiene la más mínima moral profesional", pone precio a las entrevistas al equipo: de 1.000 a 1.500 euros
Hasta final de temporada, el Alavés se entrenará a puerta cerrada y los medios de comunicación no podrán entrevistar a jugadores, técnicos y directivos si no pagan entre 1.000 y 1.500 euros. Ésa es la fórmula perfecta, según Dimitri Piterman, para quitar presión al equipo que preside, quinto en la Segunda División. Si el entorno intimida, se suprime y punto. Desde hace una semana, la ley del silencio impera en Vitoria.
El empresario Piterman ha decidido convertirse en parte de la leyenda del fútbol español. Si en el primer partido tras comprar al Racing, hace dos cursos, se aprovechó de una dudosa acreditación de fotógrafo, sin cámara, para tener acceso a El Sadar y estar cerca del banquillo, el estadounidense de origen ucraniano considera ahora que la prensa "no tiene la más mínima moral profesional".
"El presidente ha querido el silencio para evitar malos entendidos que puedan no sentar bien en la plantilla y lograr un ambiente tranquilo", asegura el entrenador, Chuchi Cos; "algunos jugadores están de acuerdo y otros no, pero hemos de respetar las órdenes".
La mordaza informativa ha caído sobre Mendizorroza. Tras el partido contra el Xerez, Piterman habló con la plantilla y pidió apoyo para su propuesta de vetar a los medios. Sólo cuatro de los 24 jugadores le apoyaron. Pero ninguno desea hablar aunque no se revele su identidad. Uno apela a "la disciplina del vestuario", pero lo que todos desean evitar es un enfrentamiento con Piterman.
Las razones del presidente son variadas. Se entiende, por ejemplo, que la presencia de reporteros en los entrenamientos "genera una sensación de ser observado continuamente que coarta a los futbolistas para hablar con libertad", explica un empleado. Otro motivo, para Piterman, es que se manipulan las informaciones y que se quiere dar una imagen económica negativa del club. El plantel también se ha quejado de tergiversaciones en las noticias, lo que ha provocado roces. Pero la causa última para el dirigente es la explotación de la página web y de la revista del club. Piterman ya ha pensado crear una radio y una televisión como el Madrid y el Barcelona.
Por el momento, sólo ha conseguido enfadar tanto a los políticos -el alcalde, Alfonso Alonso (PP), le ha tenido que recordar que el Alavés se entrena en instalaciones municipales, en las que está garantizada la entrada a los medios de información- como a los aficionados.
A pesar de estas advertencias, Piterman sigue firme en sus trece e incluso alude al incidente racista de Luis Aragonés con Reyes con Henry como víctima. "El enorme desliz" del seleccionador "generó una polémica y un enfado de millones de personas que podría haberse evitado si el entrenamiento hubiera sido a puerta cerrada", asegura en un artículo publicado en la revista del club y titulado El peligro del periodismo incontrolado.
El control total sobre la información que pretende Piterman también está destinado a apagar fuegos que él mismo se encarga de encender. Aficionado a los golpes de mano inesperados, no sabe medir los efectos de sus decisiones. Durante toda la campaña, ha tratado de llevar a Vitoria a un crack que, además de ayudar al equipo, le dé publicidad. Llegó Jardel, dos veces Bota de Oro. Duró 20 días tras comprobarse que, además de tener contrato con un equipo argentino, seguía gordo, inseguro y difícilmente recuperable. En marzo el objetivo fue Mostovoi. El Zar firmó el contrato, se entrenó tres semanas, jugó 17 minutos, marcó un gol y se volvió a Moscú para curarse una lesión de espalda. Todo en menos de un mes. La excusa de la lesión ha sido aceptada, pero el entorno empieza a cansarse de situaciones extrañas y la ley del silencio, la última cacicada de Piterman, puede traer graves consecuencias a la estabilidad de un equipo que se está jugando el ascenso.
"Espero que sea una situación transitoria y que dure poco porque tenemos que estar centrados en el ascenso y no distraernos con nada", concluye el director técnico, Rafael Monfort.
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