La UPV asciende al Everest con ropa inteligente
Llegan los ciberalpinistas. El grupo de montaña de la Universidad Politécnica de Valencia y el Instituto de Biomecánica de Valencia analizarán con sensores electrónicos el comportamiento térmico del cuerpo humano y de la vestimenta en condiciones extremas: la ascensión al Everest por la cara sur.
El grupo partió ayer al Himalaya y los ensayos (uno semanal) se realizarán entre el campamento base, a más de 5.000 metros de altitud, y el campo I. "En el laboratorio no se pueden reproducir fielmente las condiciones reales", afirma Daniel Rosa, investigador del IBV y líder de la expedición.
Tras seleccionar las prendas y probar su degradación en el laboratorio, se registrarán las variables fisiológicas sobre los deportistas durante la ascensión: el ritmo cardiaco, el nivel de oxígeno en sangre y la temperatura interna. También se controlarán las condiciones ambientales y la posición del alpinista.
Los deportistas llevarán en el pantalón un ordenador de bolsillo creado por el IBV que conecta por cable varios tipos de sensores, que capturan los datos cada dos segundos.
Un pulsómetro mide el ritmo cardiaco y se combina con un GPS para conocer dónde realiza el deportista los esfuerzos y en qué situaciones genera el calor. Un sensor en el tímpano mide la temperatura interna durante las paradas. La temperatura externa es recogida por tres sensores colocados en pecho, muslo y bíceps, y mediante ecuaciones se predice la temperatura superficial de cada parte del cuerpo. Dos cápsulas, una colocada en la rabadilla y otra en una axila, miden la temperatura y la humedad para ver cómo se modifican las condiciones del aire atrapado entre la piel y la ropa. Toda esta información se analizará posteriormente en la base.
Por radio efectuarán una encuesta diaria de la percepción de temperatura y humedad en diferentes partes del cuerpo del alpinista para luego relacionar esos datos con los electrónicos. Al levantarse cada mañana medirán con un oxímetro el nivel de oxígeno en sangre para conocer su ritmo de aclimatación; con déficit de oxígeno, los sistemas de termorregulación corporales funcionan peor, hasta llegar a la hipotermia.
En la estación base se analizarán las condiciones ambientales (velocidad y dirección del viento, temperatura, humedad) recogidas por la estación meteorológica y por sensores autónomos que transmiten por telemetría situados en puntos intermedios entre la base y el alpinista. Los sensores en las botas, colocados en el pie y no en la carcasa por falta de tiempo, sólo se probarán en la base por precaución. A la vuelta se estudiará la degradación de los materiales utilizados y se creará un modelo del comportamiento del cuerpo humano en cada instante.
EVEREST 2005: www.expeadiccion.com
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