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Los vecinos ya se enfrentaron hace una década por el cambio de nombre de la localidad

Oriol Güell

Las disputas entre Valdeolmos y Alalpardo, tras casi cinco siglos de vecindad y 150 años como un único municipio, no son algo nuevo. Primero compitieron como villas vecinas con reconocimiento del Rey, y desde 1845 son dos núcleos de población gobernados por un mismo Ayuntamiento, decisión que les vino impuesta desde el Gobierno central ante el escaso número de vecinos que tienen (menos de 200 en cada núcleo).

Un simple debate para cambiar el nombre del municipio, en febrero de 1994, estuvo a punto de provocar una guerra abierta. Tras la unión forzada de 1845, el municipio había pasado a llamarse Valdeolmos, algo que nunca fue bien digerido por los vecinos de Alalpardo. El recelo aumentó cuando, con el paso de los años, Alalpardo fue creciendo hasta llegar a los primeros años noventa del siglo XX con más de 2.000 habitantes, mientras Valdeolmos apenas superaba los 200.

Además, el alcalde y todos los concejales del pleno, menos uno, eran de Alalpardo, no de Valdeolmos. Así las cosas, el Ayuntamiento propuso cambiar el nombre del municipio para que éste pasara a llamarse Alalpardo-Valdeolmos.

Los valdeolmeros reaccionaron poniéndose en pie de guerra, con anuncios de protestas y cortes de carretera. Los alalpardeños, por su parte, no cedían. El conflicto llegó a tal intensidad que la Comunidad y el Ministerio de Administraciones Públicas tuvieron que intervenir para poner paz y para que unos y otros actuaran dentro de la ley al realizar los trámites administrativos para cambiar el nombre del municipio.

Finalmente, en 1995 se alcanzó una solución de compromiso: el municipio pasó a llamarse Valdeolmos-Alalpardo. Eso desde un punto de vista legal y administrativo, porque uno y otro núcleo siguen llamándose y rotulando las señales en sus respectivos ámbitos de influencia como les viene en gana.

Los orígenes de ambos núcleos, y quizá también de sus disputas, se remontan a casi mil años atrás, cuando eran asentamientos agrícolas y ganaderos. Como toda esta zona, durante la Edad Media pertenecían a la Comunidad de Villa y Tierra de Talamanca, hasta que lograron que la monarquía les confiriera el título de Villa.

Felipe II se lo dio a Valdeolmos en 1563, y, casi un siglo más tarde, Felipe IV hizo lo propio con Alalpardo. Ninguna de las dos villas, sin embargo, despegó económica ni demográficamente. En 1845, cuando ambos contaban menos de 200 habitantes, fueron obligados a unirse en un único municipio.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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