El Barça apela a la contundencia
Deco y Giuly abaten a un Athletic especialmente frágil en un partido muy cómodo para los azulgrana
El Barcelona retomó anoche el hilo de la Liga con una comodidad y contundencia estimables, sobre todo porque se le suponía fatigado y aturdido por el resultado europeo del martes en Londres. A la causa azulgrana ayudó y mucho su propia hinchada, que le recibió de forma multitudinaria y amable como un ganador y no un derrotado de la Champions, y también el Athletic, un equipo jovial y divertido al que le pierde reiteradamente su defensa.
Los centrales rojiblancos concedieron el gol de Deco, pues la pelota dio en Prieto, y Javi González cerró repetidamente mal como lateral, sobre todo en el tanto de Giuly, que le permitió al Barcelona vivir de rentas. Al equipo de Rijkaard le alcanzaron dos remates en poco más de media hora, unas cuantas faltas en la divisoria y la irrupción de Ronaldinho para solucionar un partido que se preveía delicado.
BARCELONA 2 - ATHLETIC 0
Barcelona: Víctor Valdés; Belletti, Puyol, Oleguer, Sylvinho; Xavi, Márquez (Albertini, m. 65), Deco (Iniesta, m. 65); Giuly, Eto'o (Maxi López, m. 77) y Ronaldinho.
Athletic: Aranzubia; Murillo, Prieto, Lacruz, Javi González (Llorente, m. 46); Iraola, Orbaiz, Gurpegui (Tiko, m. 61), Del Horno; Etxeberria (Julen Guerrero, m. 79) y Ezquerro.
Goles: 1-0. M. 20. Márquez toca para Deco, quien, frente al pico del área, remata; el balón da en Prieto y despista a Aranzubia. 2-0. M. 38. Ronaldinho abre para Giuly y el extremo cruza un remate duro y seco al palo derecho del meta a la entrada del área.
Árbitro: Megía Dávila. Mostró la tarjeta amarilla a Deco -no jugará en Riazor-, Puyol, Del Horno, Albertini, Ronaldinho, Sylvinho y Lacruz.
Camp Nou: 81.700 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el ex entrenador azulgrana Rinus Michels, recientemente fallecido.
A Valverde no le quedó más remedio que cambiar en el descanso, y la entrada de Llorente le proporcionó cuanto menos una mejor organización y fiabilidad, porque Del Horno pasó a defender el flanco izquierdo. La mejora no le alcanzó al Athletic para el remonte, porque Víctor Valdés fue una pared para Etxeberria en dos mano a mano consecutivos que se sucedieron al poco de comenzar el segundo acto.
No estaba el Barcelona para monsergas, y así quedo dicho en la alineación, que abrazó a Márquez y Deco, dos futbolistas que le dan consistencia, pegada y empaque. El mexicano es tan decisivo en las correcciones defensivas desde la demarcación de medio centro como determinante resulta el portugués en la divisoria en el repligue y en el despliegue. Ocurre normalmente que la primera falta y el segundo remate son de Deco, un jugador competitivo por excelencia, muy completo.
A un error escalofriante de Eto'o, que no se atrevió a tocar de primera una pelota franca que le había dado Giuly, y después del propio Giuly, que acto seguido correspondió igualmente de mal a la oferta de Eto'o, respondió el volante portugués con un remate ya muy clásico: recibe en la frontal y remata con tanta puntería que irremediablemente la pelota da en un central y acaba en la red. Una suerte imposible para el mejor de los porteros. Ya batido, a Aranzubia le vendió después Javi González en una jugada enfilada por Ronaldinho y ejecutada muy bien por Giuly, que ayer tuvo una excelente reaparición como titular.
A diferencia de Deco, Ronaldinho es un jugador de momentos. Puede perderse largo tiempo en la cancha y, sin embargo, cuando aparece se hace notar, para bien y para mal, puesto que el brasileño desplegó el brazo izquierdo sobre el rostro de Murillo para proteger la pelota en una entrada del lateral vasco. La suya es una presencia intimidatoria, y el Athletic la notó. Muy guapo, divertido y atrevido, que combina y se asocia con relativa facilidad, el Athletic es también un equipo a veces demasiado ligero, fragil e insustancial. Le faltó acierto y vigor frente a un Barça muy viril y especialmente endurecido.
Aunque le avalaba su triunfo en el Bernabéu y llevaba tres temporadas consecutivas puntuando en el Camp Nou, el equipo de Valverde estuvo ayer demasiado plano. Pese a que Llorente le dio una mayor presencia ofensiva y Etxeberria tuvo de forma repetida la oportunidad de meter al Athletic en el partido, el Barcelona recondujo el partido a su regazo con la entrada en escena de Iniesta y Albertini. La abundancia de centrocampistas le permitió tener una mayor posesión de la pelota y gobernar mejor un encuentro que, por momentos, había tomado un camino preocupante para sus intereses, más que nada por el intercambio de llegadas que se sucedían en las dos áreas.
La rueda de los cambios alivió el último tramo, presidido por la presencia de Guerrero, que buscó el gol con un cierto encanto. No acertó en una jugada marca de la casa que de alguna manera certificó la bondad del bando forastero. El Barcelona no podía tener mejor samarito que el Athletic, sobre todo por su noble apuesta de disputar el partido en lugar de combatir al contrario. Jugó muy abierto, y seguramente de forma tan ingenua como el Barcelona en Londres, circunstancia que agradeció el líder, para el que ha comenzado la cuenta atrás en una jornada que se presumía peligrosa: quedan diez partidos por disputar y la distancia con el Madrid es de once puntos a la espera del encuentro de hoy en Getafe.
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