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Reportaje:FÚTBOL | Vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones

"John es uno de los nuestros"

Terry, el primer jugador salido de la canteraque llega a la selección inglesa, encarna el espíritu del Chelsea

En el corazón de Chelsea, al sur de Londres, los niños pasean por Fulham Road vestidos con la camiseta del club. En la espalda, casi siempre el número 8, en honor de Lampard, o bien el 16, por Robben. En los pubs del barrio, sin embargo, sus mayores beben cerveza y llenan el local de números 26, el que lleva su central, figura tan venerada en el fútbol inglés como la del portero o la del delantero centro. Si pides razón, la justificación acostumbra a ser siempre la misma: "John es uno de los nuestros". Es cierto. Nacido en Barking, un pueblo del condado de Essex, John Terry es un verdadero Chelsea boy que sólo ha conocido dos camisetas en su vida: la del Nottingham Forest, en el que jugó cedido durante seis partidos en 2000, y la del Chelsea, que se puso a los ocho años y que ha defendido más de 200 veces entre la Premier League y los partidos de la Copa y de competición europea. No parece tener intención de cambiarla por otra.

Con más sentido táctico que velocidad, es un central sobrio y fenomenal por arriba
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La cantera del Chelsea no puede decirse que sea excesivamente importante en el panorama británico. Así que ver a quien llegó de niño capitaneando al equipo llena de emoción a los veteranos. Se entiende, pues, que Terry sea un orgullo para los fans del equipo. Y aún más si se atiende a otro dato: es el primer jugador de la historia del club salido de la escuela formativa que llega a la selección inglesa, en 2003, contra Serbia. Viéndole sobre el campo, se entiende su presencia.

Con más sentido táctico que velocidad, Terry es un central contundente, correcto al tiempo que expeditivo jugando con los pies, tan sobrio que no le han expulsado todavía y fenomenal en el juego aéreo. Le reconocen los ingleses como "el mejor central del mundo". Además, su remate de cabeza resulta tan efectivo al defender como al atacar. Por algo lleva 23 goles, casi todos a saque de esquina, siete de ellos esta temporada.

"Es un defensa fantástico; para mí, el mejor del mundo. Y, además, es uno de mis mejores amigos", reconoció Lampard ayer. Nacido también en el condado de Essex, el centrocampista, segundo capitán del equipo, es su lugarteniente dentro de la jerarquía del vestuario. Pero ni siquiera él discute la ascendencia del central. Tampoco José Mourinho: "En el campo, Makelele es la prolongación del pensamiento del entrenador", dice el portugués, pero añade: "Terry encarna el espíritu del club".

"Tiene don de mando, es un líder", dice Ferrer, ex jugador del Barça y del Chelsea, que le vio llegar al vestuario de los mayores en 1998. En aquel tiempo, Vialli apostó por él cada vez que Lebeuf o Desailly estaban lesionados. "Desde el principio se vio que tenía calidad y ganas. Era una promesa entonces, pero, cuando jugaba, el equipo nunca se resintió", explicó el que fuera su primer entrenador. "No se cortaba un pelo al dar órdenes. Ejercía de veterano en el campo aunque era un chaval. En el vestuario era mucho más respetuoso", le recuerda El Chapi. Allí creció a la sombra de Dennis Wise y Morris, dos tipos de la vieja escuela inglesa, futbolistas pendencieros y bebedores como pocos, productos natos del equipo más duro que se recuerda en la Premier League en los dos últimos decenios: el Wimbledon de Vinny Jones.

Bajo su proteccion, creció Terry como futbolista y adquirió los estigmas propios del jugador inglés que tanto gustan a Mourinho, entrenador que presume de ser el que más jugadores nativos usa en la Premier y que ha confesado al ruso Roman Abramovich, propietario del club, su deseo de fichar sólo jugadores ingleses como refuerzos con vistas a la próxima temporada. Llamado a ser el próximo capitán de la selección inglesa, hasta Frank Rijkard le reconoció ayer su nivel: "Es uno de los mejores. Por eso está donde está". O sea, en el corazón de Chelsea, al sur de Londres.

Terry canta un gol.
Terry canta un gol.ASSOCIATED PRESS

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