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Reportaje:

Un cursillo para aprender a dormir bebés

Un doctor enseña a 300 matronas y enfermeras los buenos hábitos del sueño infantil para que los transmitan a los padres

Oriol Güell

Lo suyo es comer, llorar, recibir muchos mimos y ganar peso. Tienen una vida que parece plácida, quizá porque aún faltan muchos años para que tengan que hacer frente a exámenes, hipotecas, desengaños amorosos o jefes. Pero, a pesar de todo ello, y a lo importante que es para su crecimiento y desarrollo, los bebés no siempre logran dormir bien.

Es lo que ocurre con un 30% de recién nacidos. "Éste es el porcentaje de niños que biológicamente tienen trastornos del sueño. Ellos no duermen mal porque estén preocupados por algo, sino porque no han desarrollado el hábito de hacerlo bien. Podríamos decir que su reloj biológico, que es el que marca el ritmo de vigilia y sueño, está desajustado", explica el doctor Eduard Estivill, especialista en sueños infantiles y autor del libro Duérmete, niño, un éxito editorial traducido a ocho idiomas, entre ellos el polaco, el húngaro y el danés.

El 30% de los recién nacidos tiene problemas para conciliar el sueño porque "no desarrollan el hábito de hacerlo"

"Es un problema leve, fácilmente solucionable si no existe alguna enfermedad o trastorno asociado, lo que no ocurre casi nunca. Lo que pasa es que los padres se ponen nerviosos si el bebé no duerme bien y, al intentar poner remedio, acentúan el problema", añade Estivill. Eso sí, matiza, "si un niño no duerme bien, lo primero es llevarle al pediatra para que descarte cualquier otra causa biológica o patológica".

El Colegio de Médicos de Madrid ha sido durante esta semana la sede del Taller Sueños Felices, organizado por la Escuela de Ternura de Suavinex. Un total de 300 matronas y enfermeras reciben las lecciones de Estivill para que luego, desde los hospitales públicos y privados de la región, transmitan los buenos hábitos del sueño infantil a padres y madres de recién nacidos.

Al taller también han acudido algunos padres y madres con sus niños. Mónica Testa es la madre de Álvaro y Sergio, mellizos de 28 meses que corretean sin parar por los pasillos de la sede del Colegio de Médicos, en la calle de Santa Isabel.

Cuando tenía cinco meses, Álvaro empezó a tener problemas a la hora de dormir. "Lloraba mucho. Cada noche se despertaba 10 o 15 veces. Lo llevamos al pediatra y nos dijo que estaba perfecto de salud, pero pasaban los meses y el problema era cada vez peor. Fue una época dura, porque sufríamos por él y porque no descansábamos casi nada", recuerda Mónica, que el pasado martes acudió a presenciar uno de los cursos.

Su caso, señala Estivill, es un buen ejemplo de cómo los padres, aunque actúen con la mejor intención, no hacen otra cosa que agravar el problema. Cada vez que Álvaro lloraba, ellos lo sacaban de la habitación para que no despertara a su hermano. "Nos lo llevábamos al sofá o a nuestra cama, para que estuviera con nosotros y se calmara", explica Mónica.

"Así el niño se acostumbra a que le hagan caso cada vez que llora, y la cuna deja de ser lo que debería ser: un lugar en el que dormir", aclara Estivill. Éste explica la importancia que tiene para que el niño duerma bien el rodearle de "unos estímulos externos asociados al sueño que siempre sean los mismos". Vale casi cualquier cosa que al niño le guste y con lo que no se pueda hacer daño: ositos de peluche, chupete, dibujos colgados en la pared...

¿Cómo resolver un caso, como el de Álvaro, en el que el niño ya duerme mal? "Hay que ir desacostumbrándole poco a poco de que, cuando llore, siempre le iremos a buscar y sacaremos de la cuna", admite su madre.

"Al principio hay que dejarle llorar durante un minuto sin entrar en la habitación. Luego acudir y hablarle con suavidad y cariño, pero sin sacarle de la cuna. Él tiene que saber que estamos allí si nos necesita, pero también que cuando está en la cuna es para que se duerma", continúa Mónica.

"En unos días, ese minuto debe alargarse hasta tres, luego hasta cinco y luego más. Siempre con el mismo cariño, pero sin sacarle de la cuna. Lo bueno es que el niño acaba por dormirse cada día más rápido, hasta que vuelve a la normalidad", afirma esta madre.

Estivill iniste en que "lo más importante para un niño con el ritmo vigilia-sueño desajustado son los hábitos a la hora de ir a dormir". "Es la forma de que él mismo lo vaya corrigiendo, hasta volver en unas pocas semanas a la más absoluta normalidad. Si los padres lo cogen, le pasean o intentan cualquier otra cosa, sólo consiguen desajustárselo más", concluye.

El coche no es una cuna

Unos 300 profesionales de enfermería y matronas, casi todos ellos mujeres, han acudido al Taller Sueños Felices del especialista Eduard Estivill. "Es importante para nosotras, porque desde el hospital, ya sea con recién nacidos o con bebés ingresados porque están enfermos, podemos enseñar a los padres cómo habituar a sus niños a dormir bien", explica Pilar Toledano, matrona en la clínica Moncloa.

Mercedes Sánchez, del hospital La Paz, cuenta que "los padres están muchas veces cansados y angustiados, porque ellos no descansan y sufren por el niño". "Es importante escucharles y tranquilizarles. Hacerles ver que sólo es una cuestión de hábito y que es sencillo que su hijo duerma bien", añade.

Matronas, padres y Estivill sonríen al recordar los trucos que los padres les han contado que utilizan para dormir a los bebés. "Había uno que decía que lo único que funcionaba era coger el coche y conducir con el niño en la silla del asiento de atrás", cuenta Estivill.Pero el coche, advierte el doctor, no es una cuna. "Desgraciadamente, todos estos remedios no hacen más que añadir estímulos contrarios al buen hábito de dormir", continúa.

Pilar Paciencia trabaja en el hospital de Móstoles y también es profesora de la Universidad Rey Juan Carlos. Dice que "hay mucho bulo y truco ineficaz en esto de dormir a los niños".

"Lo más importante es que la tarde siga siempre el mismo curso y con los mismos horarios. Baño, última toma, tranquilidad en casa, mucho cariño y dejarle en la cuna con sus cosas. Si el niño es nervioso y llora, mantenerlos pese a todo. Al final cogerá el ritmo del sueño", termina.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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