Phillips, lanzado

José María Odriozola no paró de hacer cálculos. Los ojos le hacían chiribitas al presidente de la Federación Española de Atletismo. Falta una semana para los Campeonatos de Europa en pista cubierta, en Madrid, y Odriozola, amante de las cábalas, procesó buenas noticias aunque torciera ligeramente el gesto en la carrera estrella, la de los 1.500 metros masculinos -Reyes Estévez corrió fatal y Juan Carlos Higuero, con un catarro, se retiró-, y con los problemas de Joan Lino Martínez en el foso de longitud, donde sólo en el último salto pasó de los ocho metros (8,01m). El atletismo español mostró buenas perspectivas, pero lo mejor llegó del campeón olímpico de longitud, Dwight Phillips, que corrió los 60 metros en 6,47s, a dos centésimas de la mejor marca del año.

Alguien dirá que eso es poco para una reunión, el Memorial Cagigal, que luce siete récords del mundo en la distancia más corta, incluido el actual, de Maurice Greene (6,39s en 1998), pero tampoco está el atletismo mundial para mayores exigencias.

Sin embargo, las palabras se elevan a alturas increíbles. En Estados Unidos se habla y no se para de que ya está en las pistas el hombre que bajará de los 43s en 400 metros, LaShawn Merrit, de 18 años, que los corrió hace unos días en 44,93s, y en Madrid, para no ser menos, se habló de otra frontera imposible, de los 9 metros en longitud. La proposición sacrílega salió de los labios de Phillips, quien tiene 8,60, pero que afirmó, después de volar en los 60 metros, que con esa velocidad este verano estaría para superar los 8,95, el récord de Mike Powell desde 1991, y, por qué no, pasar de los 9.

Pero esas disquisiciones no interrumpían anoche las anotaciones de Odriozola. Comprobó que Mayte Martínez está en un momento magnífico, que la vallisoletana ya ha superado los problemas de oído que chafaron su verano y que el 800 de Madrid será vibrante. Martínez quedó la segunda en los 1.000, tras María Mutola, un poco más lejos que hace unos días en el 800, pero lo suficientemente cerca para, con 2m 38,80s, batir la plusmarca española. "Esperaba mejor marca", dijo Martínez, "pero es que me ha tocado hacer sola toda la carrera".

Ese problema de soledad también lo sufrió, por su propia culpa, Estévez en el 1.500. Salió relajado, a cola de grupo, y cuando se quiso dar cuenta las liebres y Kipchirchir corrían 20 metros por delante. A los 400 metros tuvo que cambiar de ritmo para pegarse a la cabeza. "Ese esfuerzo lo pagué al final", dijo el barcelonés, quien bajó de 3m 37s, como era su idea, pero no aclaró si en los Europeos correrá el 1.500 o el 3.000.

Mientras tanto, las demás figuras españolas, las que no suelen fallar en las grandes citas, mostraron que han afinado su puesta a punto y lograron sus mejores marcas del año, como Manolo Martínez, 20,51m en peso; Ruth Beitia, 1,96m en altura, y Glory Alozie, 7,92s en 60 vallas, o la mejor de su vida, como el ibicenco Felipe Vivancos, quien, con 7,60s en los 60 vallas, igualó el récord español de Javier Moracho desde 1981.