La mayor nevada de las dos últimas décadas colapsa la Comunidad

Los madrileños no vivían nada parecido desde el 28 de febrero de 1984, hace casi exactamente 21 años. Un manto de nieve de entre 10 y 50 centímetros de espesor pintó ayer una bonita postal blanca de la región. En la capital la capa de nieve llegó a alcanzar 10 centímetros, según el Instituto Nacional de Meteorología. Pero, tras la bucólica estampa, la congestión de tráfico -más de dos horas y media de atasco para entrar en la capital desde los municipios de la periferia-, el cierre de 32 colegios, casi un centenar de vuelos cancelados en Barajas e innumerables accidentes de tráfico.

La nieve obligó además a cerrar tres puertos de montaña (Canencia, Navafría y Morcuera) y a usar cadenas en el alto del León, Cotos y la Cruz Verde, y provocó retrasos de hasta 40 minutos en los trenes de cercanías. Los andenes de las estaciones se colapsaron a causa de los numerosos pasajeros que esperaban la llegada de los convoyes demorados. Treinta y dos colegios del norte de la Comunidad tampoco abrieron sus puertas a causa de la intensa nevada.

Barajas canceló 90 vuelos en toda la jornada y desvió 72 más a otros aeropuertos

32 colegios de la sierra y la zona norte suspendieron sus clases a causa de la nieve

Las precipitaciones provocaron atascos de dos horas en las carreteras de acceso a Madrid

Llegar a primera hora de la mañana a la capital en vehículo particular o autobús se convirtió en una misión muy complicada, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos central y autónomo, que pusieron en marcha 78 máquinas quitanieves (20 del Ejecutivo regional y 58 del Ministerio de Fomento). La Comunidad de Madrid repartió además 1.800 toneladas de sal por las carreteras.

La Dirección General de Tráfico prohibió a los conductores de camiones y vehículos de más de tres toneladas circular por las carreteras madrileñas hasta pasadas las tres de la tarde. La normalidad no volvió a los accesos a la capital hasta bien pasado el mediodía.

Quienes optaron por el transporte público no tuvieron mucha más suerte. Los autobuses de la EMT sufrieron retrasos de hasta 20 minutos a causa del hielo y la nieve, y algunos pueblos de la sierra quedaron prácticamente aislados, como Somosierra, donde la capa de nieve alcanzó medio metro de espesor. Los trenes de cercanías llegaron a acumular 40 minutos de retraso; el Consorcio Regional de Transportes tuvo que cerrar la línea C-9 en el tramo que une Navacerrada y Cotos.

Los viajeros que optaron por el metro se encontraron con los pasillos de algunas estaciones completamente saturados. Fuentes de Metro aseguraron que se habían reforzado los servicios en las líneas 4, 5 y 9, pero admitieron que éstas experimentaron un enorme flujo de viajeros, lo que también las saturó. En las estaciones de Alonso Martínez, Atocha-Renfe y Nuevos Ministerios el personal de seguridad tuvo que intervenir para evitar que los viajeros se amontonaran en los andenes y se produjese algún accidente.

Tampoco en el aeropuerto de Barajas la jornada fue mejor. Noventa vuelos fueron suspendidos, 72 se desviaron a otros aeropuertos y la mayoría de los servicios acumularon retrasos. La media de demoras fue de dos horas, según AENA, aunque hubo viajeros que sufrieron retrasos de hasta 10 horas.

Según la previsión meteorológica, hoy podría nevar por encima de los 600 metros. De madrugada hay riesgo de formación de placas de hielo.Lo difícil en Madrid ayer era moverse. Javier, un taxista de la capital, lo sabe muy bien. Tardó dos horas en ir desde el aeropuerto de Barajas a Villaverde (en el sur de la capital) a las diez de la mañana. Cuando aún no se había repuesto del atasco le encargaron un servicio en La Moraleja (Alcobendas). "La policía ya no me dejó pasar porque no llevaba cadenas, ha sido increíble", contó.

Como a Javier, la nevada cogió por sorpresa a miles de madrileños. En el aeropuerto de Barajas continuaban las cancelaciones ayer por la tarde. Doris Hernández debía volar a las 10.30 a La Palma con Iberia. A las cinco de la tarde aún no sabía nada de su vuelo. Finalmente, a las siete de la tarde, la compañía lo canceló. "Nos han dicho que nos busquemos la vida y nada más. Es indignante", protestaba. Pero ella no fue la única perjudicada por la nevada en Madrid. Noventa vuelos fueron suspendidos y 72 tuvieron que ser desviados a otras ciudades.

Los vuelos sufrieron un retraso medio de más de dos horas. Ni siquiera el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se libró de los inconvenientes del temporal: tuvo que suspender su viaje a Barcelona, donde había anunciado su presencia para seguir el partido de octavos de final de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Chelsea inglés.

Un portavoz de AENA (organismo público gestor de los aeropuertos) explicó que, desde primera hora de la mañana, se pusieron todos los medios para intentar recuperar la normalidad cuanto antes. Se limpió la nieve de las pistas mediante un proceso químico para evitar que el agua se congelase. Las aeronaves también fueron rociadas con anticongelante.

Debido a la situación de las carreteras, mientras miles de madrileños soportaban atascos de dos horas y media otros optaron por el transporte público, aunque tampoco fue una garantía para llegar a tiempo a sus puestos de trabajo. Los trenes que circulaban por la Comunidad de Madrid sufrieron retrasos medios de 40 minutos. Al mediodía ya se había recuperado la normalidad en la circulación de cercanías, salvo en la línea C-9, la más afectada por la nevada. Entre Navacerrada y Cotos se acumuló una capa de nieve de más de un metro de espesor.

Humo en el andén

En la estación de Nuevos Ministerios algunos viajeros vivieron momentos de gran tensión debido a la avería de uno de los trenes de cercanías. "De repente había muchísimo humo en el andén y nos asustamos bastante porque lo primero que pensamos fue en el edificio Windsor, que está justo encima de la estación", explicó uno de ellos.

Los usuarios del metro también pasaron momentos de agobio por la masificación en los andenes de varias estaciones.

Silvia Blanco se disponía a hacer el transbordo en Alonso Martínez, donde confluyen las líneas 1, 5 y 10, cuando se encontró atrapada en un pasillo repleto de gente sin poder avanzar. "Los guardias de seguridad nos alejaron para que no nos acumulásemos en los andenes porque había un número de personas impresionante", relató más tarde.

Muchas bocas de metro se bloquearon por quienes querían inmortalizar la ciudad nevada con sus cámaras de fotos o sus teléfonos móviles de última generación. Un portavoz de Metro aseguró que se había intentado reforzar las líneas con más demanda, poniendo en funcionamiento más trenes y aumentando los servicios de seguridad.

Sin embargo, varios viajeros estuvieron más de ocho minutos atrapados en los pasillos en Alonso Martínez. En esta estación, a las nueve de la mañana, no se podía avanzar ni retroceder.

Quienes más se alegraron de la nevada fueron los alumnos de los 32 centros escolares del norte en los que ayer no hubo clase normal a causa de la nieve. A pesar de que todos los colegios abrieron, según aseguró la Consejería de Educación, en 12 institutos, 11 colegios y 9 casas de niños no hubo clase con las tareas programadas por falta de alumnos o profesores. "En algunos casos ha sido porque la ruta [autobús escolar] no podía llegar; en otros, por los cortes de carreteras. Pero en todos se han organizado actividades alternativas para los alumnos que han acudido", explicó un portavoz.

Los pueblos afectados por esta incidencia fueron la mayoría de la sierra norte, aunque también hubo problemas en poblaciones más cercanas a la capital como Colmenar Viejo, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes.

La mayoría de los ayuntamientos de la región adoptaron medidas de emergencia, como Getafe, Alcorcón, Alcalá de Henares y Móstoles.

Los responsables de Emergencias de Madrid aseguraron que durante el día realizaron más de 200 intervenciones por la nieve y atendieron un centenar de accidentes de tráfico, todos leves.

A última hora de la tarde, la Comunidad de Madrid recuperaba su ritmo poco a poco. Sólo permanecía cerrado el puerto de Navafría y no se necesitaban cadenas en ninguna carretera.