El Sevilla se presiona solito

El enfrentamiento de esta noche entre el Sevilla y el Panathinaikos, en el estadio Sánchez Pizjuán, se ha tornado en un prematuro examen a Joaquín Caparrós y a varios futbolistas de la plantilla sevillista. El Sevilla se juega su pase a los octavos de final de la Copa de la UEFA frente a un duro rival, griego entre los griegos, que le ganó (1-0) en la ida en Atenas. El punto de partida no es, obviamente, el mejor, pero en ningún caso asegura el fracaso.

Los éxitos del Betis en la Liga y la Copa del Rey y la errática trayectoria reciente de los de Nervión han tintado de pesimismo y tensión las vísperas del encuentro de hoy. Algo extraño y quizás hasta injusto.

El ambiente de juicio al trabajo del equipo ha contado en su origen con la colaboración del presidente del club, José María del Nido. Éste encajó mal la eliminación en la Copa del Rey frente a Osasuna y, desde ese mismo día, no ha parado de enviar mensajes al entrenador y a la plantilla.

El curso futbolístico del Sevilla está siendo brillante: cuarto, empatado con el tercero, en la clasificación liguera y en los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA. Algo que hace unos

meses tan sólo habría parecido propio del sueño de un forofo fantasioso, pero que ya no vale.

Tras la derrota del sábado con la Real Sociedad (1-0), Caparrós aseguró que el equipo estaba "justito de gasolina". Del Nido aprovechó una conferencia sobre la historia del club para darle un toque. Caparrós se apresuró a explicar sus palabras hacia la visión presidencial e inevitablemente se dejó jirones de autoridad. Todo este follón, el día antes del que Del Nido dice que es "el partido más importante de los últimos 20 años".

El Panathinaikos estará dirigido por el italiano Alberto Malesani, contratado esta misma semana, aunque no parece que cambie su dibujo de cinco defensas. El Sevilla tendrá que apostar duro. Con gasolina o sin ella.