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Reportaje:

Deuda saldada

La ciudad de Gandia emprende la remodelación de la histórica Plaza del Prado, ahora un aparcamiento público

Gandia abordará en los próximos dos años la ejecución de uno de los proyectos urbanísticos más esperados de la ciudad, la remodelación de la Plaza Prado. Este espacio, de unos 10.000 metros cuadrados, se encuentra situado en pleno centro urbano. El origen de esta plaza se remonta a 1881. Fue planificada a finales del siglo XIX dentro del programa urbanístico de ampliación del barrio de El Raval, tras el derrumbe de las antiguas murallas de la ciudad. La plaza albergó durante años el mercado mayorista de productos agrícolas, que hasta mediados del siglo XX dio gran dinamismo al barrio.

En la década de los sesenta, el cambio de las fincas de planta baja y dos alturas por otras de gran alzada, de hasta diez pisos, alteró el perfil urbano de este espacio emblemático. El cese de la actividad comercial de venta de frutas y verduras, en 1988, terminó por acelerar su degradación. Hoy, la Plaza Prado sólo conserva de esta memoria histórica de la ciudad dos cubiertas de estructura metálica, construidas en 1930, que albergaban el antiguo mercado. Actualmente, toda su superficie es utilizada como parking público.

El Ayuntamiento de Gandia afronta ahora la necesidad de mantener en la zona una oferta pública de aparcamiento con la construcción de un parking subterráneo, de dos plantas, con capacidad para un mínimo de 554 plazas. Este mismo mes, el Consistorio adjudicó el plan de remodelación de la plaza a la mercantil Ecisa-Comsa, que participó con una propuesta arquitectónica diseñada por el arquitecto Juan de Otegui. Para el Consistorio era esencial que los candidatos al concurso "primarán la calidad arquitectónica" en la propuesta urbanística, avalada por un arquitecto de prestigio, recuerda el concejal de Planificación y Proyectos de la Ciudad, el nacionalista Josep Miquel Moya.

Para el autor del proyecto, éste supone "un reto", tanto por "los contenidos históricos de la plaza como por sus dimensiones y ubicación". Otegui describió su propuesta como un diseño "poético", en cuanto a que pretende "mantener el simbolismo histórico de la plaza", al que se ha añadido una arquitectura de "diseño, vanguardia y funcionalidad".

El proyecto contempla actuaciones diferenciadas en los cuatro cuadrantes. En el noroeste calles Rausell y Ador), propone la recuperación y mejora de una de las cubiertas, que mantendrá sus pilares pero que sustituirá el techo metálico por paneles fotovoltaicos. En la parte noreste (Rausell-Fundación Vicente Ferrer) se ubicará un espacio ajardinado, con tratamiento en superficie. En el cuadrante suroeste (calles Albaida-Legionari-Bernabeu) se han diseñado una serie de cubiertas de cinco metros cuadrados, de acero perforado, que simbolizarán el vuelo de aves, y la presencia de paneles de agua en el suelo. El último espacio, el sureste se reservará para actividades al aire libre.

El aparcamiento tendrá cuatro entradas peatonales. El acceso principal a la plaza, calles Rausell-Fundación Vicent Ferrer, será identificado con una gran linterna de cristal que "simbolizará un faro". El proyecto, estimado en 11 millones de euros, prevé también la mejora de la conexión con la antigua villa de El Raval. Uno de los elementos históricos que se han mantenido es el antiguo ciprés de Rausell. Existe una leyenda local que cuenta que Rausell, siendo alcalde a finales del siglo XIX, regaló a la ciudad la plaza, propiedad de su familia, con la condición de que mantuviera el antiguo árbol, situado junto a una fuente. En caso de que el vegetal desapareciera, la plaza retornaría a la familia. Los terrenos son hoy municipales, pero la nueva plaza mantendrá la "memoria" de la leyenda preservando el tronco original, mediante una intervención artística. Ahora se abre un plazo de dos meses para que la empresa adjudicataria presente el proyecto definitivo, y el periodo de ejecución de la obra será de 21 meses.

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