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Alemania y Francia exigen una reforma más profunda del Pacto de Estabilidad

Ambos países, que incumplen sistemáticamente el acuerdo, cargan contra Almunia

Carlos Yárnoz

Alemania y Francia, las dos grandes potencias de la UE impulsoras del Pacto de Estabilidad que ahora incumplen, se enfrentaron ayer a Joaquín Almunia y al resto de países de la Unión para exigir que esa regla de oro para la estabilidad presupuestaria experimente una reforma mucho más profunda que la planteada por el comisario español encargado de Asuntos Económicos y Monetarios. En la reunión de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) celebrada en Bruselas ayer, Holanda, Austria, Luxemburgo y Finlandia encabezaron el amplio rechazo a las tesis franco-alemanas.

"Si el objetivo de algunos países consiste en tener un Pacto de Estabilidad que sería una carta blanca a favor de malas políticas presupuestarias, nosotros no lo suscribiremos", comentó ayer el ministro austriaco, Kart-Heinz Grasser, convertido en portavoz de los ortodoxos junto a su homólogo holandés, Gerrit Zalm. "El problema no es el Pacto, sino la falta de voluntad de algunos para cumplir las reglas pactadas", señaló Grasser.

Los ministros de la zona euro (Eurogrupo) y los de toda la UE (Ecofin) intentaron desbrozar las discrepancias que mantienen para lograr un acuerdo final en la cumbre europea del 22 y 23 del mes próximo. Los ministros coincidieron en decir que han logrado avances, pero las discrepancias también eran obvias.

El doble escollo planteado por Alemania y Francia es el más importante. Ambos rechazan que el procedimiento por déficit excesivo se desencadene en cuanto el desequilibrio presupuestario de un país supere el 3% del PIB. Pocos discuten una cierta flexibilidad al respecto, como ha propuesto Almunia, pero las aspiraciones franco-alemanas van demasiado lejos en opinión del resto.

Así, el ministro francés, Hervé Gaymard, exige que, a la hora de medir el déficit, se tengan en cuenta las inversiones en investigación, ayuda al desarrollo y gastos militares, mientras su colega alemán, Hans Eichel, quiere que también se dé un tratamiento especial al coste derivado de la unificación alemana, de forma que sobrepasar el 3% no suponga automáticamente la apertura del procedimiento por déficit excesivo. "Hay algunos que no quieren tener en cuenta nada", se quejó Gaymard. El propio presidente del Eurogrupo y del Ecofin, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, respondió a ambos que "no se trata de que cada uno interprete a su gusto" los límites establecidos en el Pacto.

La segunda aspiración franco-alemana, ligada a la primera, es más grave. París y Berlín plantearon ayer recortar los poderes de la Comisión Europea, a la que compete proponer la apertura del procedimiento de déficit y los pasos a dar en caso de no rectificación, aunque la última palabra la tiene el Ecofin. Para el francés Gaymard, "la cuestión política de la reforma consiste en saber si hay unas políticas económicas decididas por los ministros o un pilotaje automático preestablecido en función de un programa informático". Él apostó por la primera opción, mientras la Comisión, en su opinión, prefiere "más automatismo y procedimientos inexorables".

En la misma línea, el alemán Eichel afirmó que "la filosofía del Pacto no consiste en la apertura automática" de un procedimiento contra aquel cuyo déficit supere el 3% del PIB, sino en una aplicación del mismo "económica y razonable".

Joaquín Almunia y Pedro Solbes, en el inicio del encuentro de ministros europeos de Finanzas.
Joaquín Almunia y Pedro Solbes, en el inicio del encuentro de ministros europeos de Finanzas.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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