El tratamiento gráfico del 11-M centra la cumbre mundial de diseño en prensa
Casi un año después del atentado que segó la vida de 191 personas el pasado 11 de marzo en Madrid, las imágenes aún estremecen. La dificultad de elegir las fotografías que contaran lo acontecido sin dañar la sensibilidad de los lectores y sin caer en la manipulación fue uno de los temas que centró ayer la ponencia El 11-M dentro de EL PAÍS, en la cumbre mundial de diseño en prensa, que se celebra en Estepona.
"El tema gráfico fue muy complicado", recordó Marisa Flórez, redactora jefe de Fotografía de EL PAÍS. "Queríamos dar una imagen distinta, que el lector no hubiera visto, después del bombardeo de las televisiones", explicó. Flórez mostró algunas de las fotos de la edición especial, que salió a la calle pocas horas después del atentado, mucho más crudas, suprimidas en las siguientes ediciones a medida que llegaban más imágenes donde elegir.
"El Libro de Estilo es muy claro, y esas fotos se intentan usar con mucho cuidado, mostrando la menor sangre posible". Flórez rechazó la práctica de manipular las imágenes, por ejemplo borrando miembros mutilados, como hicieron algunos diarios europeos.
Tomás Ondarra, redactor jefe de Infografía, explicó cómo se realizó el gráfico que reconstruye el atentado. Para ello, los miembros de su sección rehicieron y cronometraron el recorrido de los terroristas para colocar las diez bombas. Javier López, redactor jefe de Diseño, contó la dificultad de elaborar la edición especial, en sólo dos horas. Cuando estaba casi cerrada, dijo, se cambió el titular de portada a "Matanza de ETA en Madrid", tras una llamada del anterior presidente del Gobierno, José María Aznar, al director del diario, asegurando la autoría del grupo terrorista vasco.
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