Armstrong irá a por el séptimo
El ciclista estadounidense disipa las dudas y anuncia que participará en el próximo Tour

Había anunciado que hasta mayo no abriría el pico, que hasta que llegara el día en que tuviera que comenzar la fase más torturante de su preparación, el afinamiento final, no anunciaría si participaría en el Tour, pero a Lance Armstrong le ha resultado imposible mantenerse fiel a tal firmeza. Ayer, 16 de febrero, dos meses y medio antes del 1 de mayo, cuatro meses y medio antes del comienzo del Tour, el ciclista norteamericano ganador de los últimos seis Tour anunció que también participaría en el de 2005 con la intención, evidente, de ganarlo también.
El 18 de septiembre, Armstrong, de Austin (Tejas), cumplirá 34 años. El día que termine el Tour, el 24 de julio, tendrá 33 años 10 años y seis días. Sólo cuatro corredores han ganado el Tour con la misma o mayor edad: el belga Firmin Lambot, en 1922, con 36 años, el francés Henri Pelissier (1923) y el italiano Gino Bartali (1948), con 34, y el belga Lucien Buysse (1926), con 33 años, 10 meses y siete días. Ninguno de los del club de cinco victorias alcanzaron tal longevidad en sus carreras. Anquetil ganó su quinto Tour a los 30 años y seis meses, Merckx, a los 29 años justos, Hinault a los 30 y siete meses e Indurain a los 31 clavados. Pero, claro, ninguno pudo ganar él sexto. Sólo Armstrong. A los 32 años, 10 meses y siete días.
La presión sobre Armstrong para que aclarara su elección comenzó a crecer justo el primer día, en enero, que advirtió de la posibilidad de no participar. Aquel día, el de la presentación del nuevo patrocinador de su equipo, Discovery Channel, Armstrong también dejó caer que le quedaban dos años de carrera profesional y que se había comprometido a participar en el Tour en uno de ellos, 2005 o 2006. Las apuestas comenzaron a correr por medio mundo y con ellas el agobio sobre el ciclista, que tenía que responder a los apremios de periodistas, aficionados, comunicadores, compañeros de equipo -el grupo funciona para él- y del propio Discovery Channel, un grupo que ha efectuado una millonaria inversión con el equipo. "Un tiempo pudo quitarse la presión de decidir", comenta un miembro del equipo, "pero también se dio cuenta de que el equipo funciona sólo para él, de que todo gira en torno a él, también el sponsor, que no podía disimular su expectación".
Paralelamente a la presión y al agobio -también presentes en su vida íntima: su noviazgo con la estrella del pop Sheryl Crow no le ayuda a pasar inadvertido- se fue abriendo camino en la cabeza de Armstrong la noción de que un calendario sin Tour, centrado en las más duras clásicas y en la conquista del récord de la hora, no le ahorrarían sacrificios y sufrimientos a la hora de prepararlos. "Con el nivel que tiene, no se puede plantear ir a pasearse a las carreras", dice el mismo miembro del equipo. "Así que sólo trabajará para disputar a tope. Está más o menos igual de forma que el año pasado, sólo tendrá que afinar un poco".
Durante todo este tiempo Armstrong tampoco ha estado parado. Ha participado con el equipo en varias concentraciones en Arizona y California, ha trabajado en el túnel del viento junto a Ekimov, su compañero de equipo ruso, y los ingenieros de Trek, su marca de bicicletas, con vistas al récord de la hora. Y ha comprobado las dificultades de fabricar una bicicleta verdaderamente aerodinámica respetando las reglas de la UCI. Pese a ello no descarta intentar el récord de la hora, aunque nunca lo afrontaría antes del Tour.
Camino de la carrera francesa participará en marzo en la París-Niza, en abril en el Tour de Flandes -la única clasica en su agenda- y en la Vuelta a Georgia, y en junio en la Dauphiné Libéré o Vuelta a Suiza. Y en todas las carreras intentará llevar la contraria a la ley natural que dice que cuantos más logros ha alcanzado una persona, menos interés o motivación tiene por buscar nuevas fronteras.

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