"En el siglo XVIII la burguesía se incrustó en la nobleza comprando cargos públicos"
El profesor de Historia Moderna de la Universidad de Almería Francisco Andújar Castillo acaba de presentar un libro sobre la compra de cargos en el ejército a modo de escalada social de la burguesía durante todo el siglo XVIII. Bajo el título El sonido del dinero. Monarquía, ejército y venalidad en la España del siglo XVIII (Marcial Pons, 2004), el historiador recrea las compras de despachos militares que colocaron a niños al frente de compañías o ministros de la Guerra que forjaron su carrera sobre sucesivas compras de empleos.
Pregunta. ¿Por qué nadie ha abordado esto antes?
Respuesta. El tema es totalmente inédito en España por una razón, por el título que indica que ha estado oculto por los propios interesados: cuenta el sistema de acceso a la academia militar mediante la compra del cargo. Lo sorprendente del hecho es que eso estaba prohibido. Lo que me interesó fue sacar a la luz ese sonido ocultado por los cargos públicos. Sobre la venalidad los últimos trabajos editados son de Tomás y Valiente pero éste es el primer libro que aborda el tema en el siglo XVIII.
P. Vamos, que en el XVIII el sistema estaba corrompido...
R. Es que aborda la corrupción del Estado. Porque justo el mismo año en se publican las ordenanzas de Carlos III -que han estado vigentes desde 1768 hasta 1978, con la Transición- se está practicando lo que el propio Estado prohíbe en esas ordenanzas.
P. ¿Y afectaba sólo al ejército?
R. Está por saber si estas partidas del ejército se trasladan a otras de la administración. Yo cuento el cómo se podía acceder a las fuerzas militares por esta vía pero, sobre todo, lo que la gente buscaba no era solamente el cargo sino que es un libro sobre movilidad social. Es decir, sobre cómo una persona puede pasar de un grupo social a otro por la vía del dinero. Es un libro sobre cómo la burguesía se incrustó en las capas de la nobleza por la vía del dinero, es decir, comprando cargos públicos.
P. ¿Qué fallaba para que ocurriera con tal impunidad?
R. La debilidad financiera del propio Estado y la falta de dinero; y por otro lado la corrupción del sistema motivada por esto mismo.
P. ¿Puede ejemplificar con nombres propios?
R. El libro empieza con Goya. Su caso sirve de ejemplo. El propio pintor intentó participar en este proceso para un hijo suyo y finalmente no lo consiguió. En cualquier caso, esto fue un mecanismo de ganar honor y ocultar orígenes sociales que no podían acreditar una hidalguía o una nobleza. El libro narra cómo se penetra a un grupo social superior y, sobre todo, cómo funciona el Estado como maquinaria viciada por su propia debilidad y su propia carencia de recursos. El general Castaño, héroe de Bailén, también consiguió un cargo de capitán por su padre. Hay dos ministros del siglo XVIII cuyos orígenes están en la compra de empleos. Uno era de Carlos III y otro de Carlos IV.
P. Entonces va más allá del ejército, implica a la monarquía...
R. La verdad es que desvelo muchas contradicciones de la práctica política y de gobierno, que, por un lado, hacen las normas para que, por otro, queden en papel mojado demasiado a menudo. Desmitifico mucho el período de Carlos III, en el sentido de que se presenta como paradigma de la reforma.
P. ¿Por qué no se destapaban estos comportamientos y qué prebendas conllevaban?
R. Por ejemplo, con cinco años una persona podía ser capitán del ejército o coronel si su padre le compraba el cargo. Lo interesante de esto es que la maquinaria ha estado callada porque, entre otras cosas, las callaba el propio Boletín Oficial del Estado, que era la Gaceta de Madrid. La Gaceta no solamente publicaba resultados falsos sino que silenciaba. Y los silencios no son sinónimo de ausencia. Cuento el caso de Cádiz, en el que su burguesía tuvo las puertas abiertas para entrar en la nobleza porque allí se produce un mecanismo de movilidad social ascendente y es un poco la síntesis del libro.
P. ¿Y cómo ha descubierto esa realidad habiendo tantos silencios y mentiras?
R. Me ha llevado seis años de investigación y miles de registros. Para hacerlo era necesario editar un método que te permitiera aflorar la realidad histórica, no lo que las fuentes dicen. Es decir, mi teoría es que todas las fuentes documentales están viciadas ayer, hoy y mañana. Mediante la aplicación de determinados métodos de investigación y, sobre todo, cruzando muchísimos puntos documentales, aflora, si no la realidad total, lo más aproximado a la realidad. Trabajar con una sola fuente te da una visión sesgada de lo que sería esa realidad. Buscando diversos registros de un mismo individuo la resultante es distinta a lo que las fuentes dicen.
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