"Sueño hasta con los goles que quizá no meta nunca"
Maribel Domínguez (México DF, 1977) es la cuarta mejor futbolista del mundo, según la FIFA, y desde hace dos semanas capitanea el equipo femenino del Barcelona. Conocida en su país como Marigol, su impronta trasciende de los terrenos de juego. Según Fernando Peña, el agente que la ha traído a España, "en México no hay mejor reclamo publicitario que su cara". Salida de la mísera barriada de Villa del Chalco, ha hecho camino a golpe de goles en un mundo terriblemente hostil para una mujer. En un país en el que no hay Liga femenina, 75.000 espectadores acudieron al estadio Azteca para ver un partido entre las otras selecciones de Mexico y Canadá decisivo para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Ganó Mexico y marcó Marigol.
Pregunta. ¿Por qué juega al fútbol?
Respuesta. Porque me sale del alma. Lo llevo dentro.
P. ¿Cree que una mujer y un hombre pueden sentirlo igual?
R. Supongo, pero no estoy en la piel de un hombre para asegurarlo. Por lo que veo, no creo que Ronaldinho lo sienta de manera diferente a la mía.
P. ¿Quién descubrió su talento?
R. La calle. Mi futbol es callejero porque hasta los 16 años, cuando me llamaron para la selección del Distrito Federal, jugaba cáscacaras con chavos mucho más mayores. Empecé a jugar a los ocho años y peleaba con niños de 14.
P. ¿Y no la pateaban?
R. ¡Siempre! Me barrían como si fuera un niño, pero era una niña. Eso te despierta. Supongo que mi f'utbol tiene que ver con aquellas cáscaras.
P. ¿Qué es una cáscara?
R. Un partido callejero. Yo soy de barrio.
P. De barrio pobre.
R. En mi pais casi todos los barrios son de gente pobre. Hay unos pocos ricos y el resto somos pobres de nacimiento.
P. Según la FIFA, es usted la cuarta mejor jugadora. ¿Lo cree?
R. Me contenta porque siempre quise ser la mejor. Era la única forma de llamar la atención y sacar a mi familia de la pobreza. No puedes salir si no eres la mejor y yo lo conseguí. Juego al fútbol porque me divierte, pero mi compromiso va mas allá. Trato de lograr una Liga para las mujeres en mi país, para que tengan lo que no tuve yo. Y trato de luchar contra la miseria. Colaboro en crear campos para que los niños no jueguen sobre la tierra seca. Gracias a que me he hecho un nombre, puedo ayudar. Me metí en la cabeza sacar a mi madre de limpiar para otros y darle una casa con comodidades. Ya sólo me queda conectar la luz y ponerle los muebles para que la tenga. Si sigo en Barcelona, la traeré para que conozca esta maravilla de club y de ciudad.. Que yo esté aquí es un sueño para las dos.
P. Sorprende su facilidad para el gol.
R. Siempre fui así. Mi infancia estuvo llena de fútbol. Jugar con niños, además de para llevarme muchas patadas, me sirvió para aprender a ser rápida. Desde pequeña he metido goles y ahora es mi trabajo. Sueño con los goles dormida y despierta. Mi mente vuela a los partidos y hasta pienso cómo festejaré goles que no he metido y que tal vez no meta nunca. Siempre pienso en el fútbol.
P. Trató de jugar en la Liga masculina de su país con el Celaya y fracasó. ¿Cree que una mujer puede competir con los hombres?
R. Yo lo intenté, pero no me dejaron probarlo. Dijeron que era para salvaguardarme.
P. Y usted avisó que sabía de donde agarrarles...
R. (Risas) ¡Siempre jugué con chicos! Hay personas que siguen pensando que el fútbol es sólo para los hombres. La fuerza de un hombre es diferente, pero el sentimiento es el mismo.
P. ¿Llega el nivel de las españolas al del torneo profesional estadounidense, en el que usted jugó?
R. Es altísimo. Pimi, compañera en el Barcelona, por ejemplo, triunfaría en Estados Unidos. Seguro que sí.
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