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Reportaje:

Una empresa que rompe moldes

Fátima García, con una deficiencia visual, crea a sus 50 años una consultoría jurídica y fiscal gestionada por discapacitados

"Es el trabajo el que debe adaptarse a la persona y no la persona al trabajo". Con estas palabras, Fátima García, una invidente de 50 años licenciada en Derecho, resume la filosofía que le ha empujado a crear Sia, Servicios Integrales, una consultoría jurídica y fiscal especializada en asociaciones y gestionada por discapacitados en Alcalá la Real (Jaén).

Ser mujer, mayor de 45 años y empresaria es un reto en el mercado laboral de hoy día. Pero si además presentas algún tipo de discapacidad la cosa empieza a ponerse difícil. "Muchos piensan que estoy loca pero tenemos ilusión y no nos falta formación, que es lo más importante", subraya esta madre de un hijo y vendedora de cupones de la ONCE durante 20 años.

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La discapacidad es sólo una "circunstancia"

Observando la trayectoria vital de esta mujer, a nadie le puede sorprender que consiga triunfar con todo aquello que se proponga.

A los 11 años Fátima se vio obligada a abandonar el colegio por una enfermedad ocular degenerativa que le provocó la pérdida del 85 % de su visión. Con 39 años decidió sacarse "la espinita" y consiguió el Graduado Escolar. Siete años después y compaginando siempre su vida familiar con la venta de cupones, se licenció en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

"Había días en los que sólo dormía tres o cuatro horas entre el trabajo, la familia y los estudios. Tuve que hacer un gran esfuerzo y quería sacarle provecho", recuerda esta alcalaína, que siempre tuvo en mente gestionar su propia empresa. Después de ampliar su formación académica con un curso superior en Derecho Laboral en Madrid y de haber participado en el programa Vivem (Vivero de Empresas) del Instituto Andaluz de la Mujer, Fátima sostiene que ha llegado la hora de "devolver" a la sociedad la "inversión" que han hecho en ella "durante tantos años de estudio".

Fátima también quiere que su empresa sea un ejemplo de cómo las personas discapacitadas son capaces de generar sus propios empleos, al mismo tiempo que convertirla en un trampolín hacia el mundo laboral para este colectivo.

"No podemos estar a expensas de la discriminación positiva, tenemos que formarnos y potenciar aquellas capacidades que nos hemos visto obligados a potenciar a causa de nuestras minusvalías. Cuando seleccioné al personal yo nunca le pregunté por su discapacidad ni su grado de minusvalía, sino por lo que sabían hacer", resalta Fátima.

Aunque la empresa tiene ubicada su sede en Alcalá la Real cuenta también con delegaciones en Jaén y Madrid, donde trabajan otros dos socios, Dolores Morilla y Antonio Aranda, ambos licenciados Derecho y Empresariales y con experiencia en el sector. La empresa, que proporciona todos sus servicios a través del portal www.e-sia.net, también cuenta con otros dos empleados, que como el resto del personal presenta algún tipo de minusvalía: Mónica Belmonte, auxiliar de administrativo, y Francisco Alcalde, responsable de la ejecución de proyectos relacionados con el área de la vivienda.

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