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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Movimientos del lenguaje

Manuel Rico

Cinética es el segundo libro de poemas de Edgardo Dobry (Rosario, Argentina, 1962). Publicado inicialmente en Buenos Aires, en 1999, el que ahora aparece es una segunda edición que, según cuenta su autor en nota preliminar, se ha convertido, en virtud de las revisiones a que ha sido sometido, en otro libro o "en una nueva versión del mismo proyecto".

"Parte de la física que estudia el movimiento prescindiendo de las fuerzas que lo producen", ésa es una de las definiciones que al término "cinética" da el diccionario de la Real Academia. Es obvio que Dobry apuesta por desgajar el idioma de la realidad, que es siempre la fuente originaria del poema, por crear un espacio nuevo en el que reflexionar sobre las pulsiones de la conciencia: sobre el amor, sobre la amistad, sobre la muerte, sobre la poesía misma, a la que homenajea mediante sendas versiones de Byron, de Browning, de Yeats, sobre el propio lenguaje y sobre su capacidad para crear realidades nuevas: "cada estrella es un recuerdo / en la memoria del cosmos. / Y de pronto amanece" Estamos ante un libro ambicioso en el que hay gotas de surrealismo ("Por cada hora le crece / a la noche una cabeza / y no hay dorada miel que la distraiga"), en el que, en ocasiones, se vulneran las convenciones del lenguaje, en el que hay paisajes y objetos trascendidos. ¿Está el resultado a la altura de esa ambición? Sólo parcialmente: a veces, la música se hace dura al oído; a veces, las imágenes más que ofrecer nuevo conocimiento ofrecen hermetismo. Si lo segundo es un riesgo lógico en este tipo de poesía, lo primero no siempre ayuda al poema a transmitir al lector la necesaria emoción (estética o sentimental). Son dos reservas que, no obstante, no empañan el conjunto.

CINÉTICA

Edgardo Dobry

Dilema. Madrid, 2004

80 páginas. 8,50 euros

Con Cinética, Dobry se incorpora a la línea menos figurativa de la actual poesía española. A aquella que, por encima del componente experiencial, valora y potencia el componente metafísico, el de la generación de nuevo conocimiento a través del lenguaje.

En este libro hay juego, hay azar, hay búsqueda de significados y de relaciones inéditas en las palabras, hay quiebra de sus vínculos convencionales, se respira una controlada irracionalidad. En sus páginas resuena Vallejo. También aflora una concepción pictórica del poema y se advierte una deriva hacia lo experimental que tiene en Oliverio Girondo y en su afán por lograr a través del poema la plena autonomía del idioma, un precedente y un magisterio. Una opción arriesgada y, a la vez, valiente. Y, siempre, nueva.

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