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Reportaje:MÚSICA

Atomic, energía llegada del frío

Las auténticas sorpresas suelen escasear en el panorama del jazz actual. Hay buenos grupos, buenos solistas, incluso ideas atractivas pero sorpresas de las de verdad, de las que te dejan clavado en el asiento, hay muy pocas. Atomic es una de ellas. La próxima semana el quinteto escandinavo regresará a España para ofrecer cuatro conciertos que darán que hablar. Lunes y martes se presentarán en Calle 54 de Madrid, al día siguiente lo harán en el Mercat de les Flors barcelonés y concluirán su gira el jueves en El Matadero de Huesca.

Atomic llega abriéndose paso desde el frío norte de Europa, donde florece el jazz más eléctrico, y, a pesar de grabar para el sello Jazzland, epicentro de atmósferas bailables y del Nu Jazz, se trata de una banda totalmente acústica dedicada a reinventar en tiempo presente toda la tradición improvisadora del último cuarto de siglo. El pasado verano Atomic cayó como una bomba sobre San Sebastián, durante su festival de jazz, una explosión de energía que contagió a todos los que estaban en las inmediaciones, oscureciendo las actuaciones de muchos músicos norteamericanos de relumbrón.

El quinteto está formado por dos suecos, el trompetista Magnus Broo y el saxofonista Frederik Ljungkvist, y tres noruegos, el pianista Hâvard Wiik, el contrabajista Ingebrigt Hâker Flaten y el batería Paal Nilssen Love. "Nos conocimos en Copenhague en 1998 y comenzamos a tocar juntos de inmediato. Atomic, con la formación actual, nació en 2000 pero, en realidad, ya llevábamos dos años tocando juntos", explica Hâvard Wiik, convertido en portavoz de la banda. Esta gira es el preludio al lanzamiento de su tercer disco. Una caja con tres cedés grabados en directo la pasada primavera. "Todavía estamos en fase de mezcla, aparecerá en Noruega en abril".

La primera sorpresa al oír a Atomic es una propuesta totalmente contemporánea sin instrumentos o manipulaciones electrónicas de ningún tipo. "No es casual, se trata de una opción vital", prosigue el teclista. "Cada vez hay más música electrónica en Escandinavia, pero nuestro trabajo es independiente de lo que se hace por allí. Tocar acústico ha sido una elección consciente y consecuente".

A pesar de la determina

ción tanto en las palabras como en la música, Atomic no desea abanderar cruzadas contra la electrónica. "No vamos a la contra de nada, simplemente deseamos hacer nuestra música. Todas las opciones pueden ser buenas, nosotros tenemos la nuestra. En Escandinavia hay dos líneas muy claras, la acústica y la electrónica. Se conoce más la segunda pero también existe una vía acústica tan actual como la otra, así de simple. Y no tenemos nada que ver tampoco con corrientes como el Nu Jazz aunque grabemos en el mismo sello que muchos de ellos. Cada uno de nosotros tiene muchas influencias y se notan, pero nada más".

Escuchando sus dos discos en Jazzland y, sobre todo, escuchándoles en directo esas influencias se adivinan de lo más abierto. Ya su primer disco llevaba por título el de una composición de Ornette Coleman, Feet Music, lo que por sí solo ya significaba tomar partido descaradamente. "El legado de Ornette Coleman es impresionante, pieza fundamental del free jazz, pero no creo que nuestra música pueda explicar lo que Coleman es o significa, aunque, por supuesto, está en el background de todos nosotros". ¿Cuál es ese background? "El free jazz tradicional, tanto americano como europeo, las bases del jazz más clásico y también la música clásica". Conscientemente Wiik establece una clara distinción entre el free jazz europeo y el norteamericano. "Definitivamente la música que se hacía en el Reino Unido y en Alemania en los años sesenta era muy diferente a la que hacían en Nueva York. Los europeos han sido siempre mucho más arriesgados y aventureros".

En la conversación aparecen diversos nombres, estilos y procedencias geográficas pero siempre con la libertad de improvisación en primer plano. "El cincuenta por ciento de nuestro trabajo es totalmente improvisado. En realidad todas nuestras composiciones incluyen una puerta para la improvisación, es fundamental. La relación entre composición e improvisación ha de ser muy profunda, una verdadera simbiosis". A pesar de todo, la palabra más repetida para calificar la música de Atomic, sobre todo en directo, es energía. "Ciertamente es una de las características del grupo pero creemos que toda la música debería poseer esa energía".

Los integrantes del grupo de jazz escandinavo Atomic.
Los integrantes del grupo de jazz escandinavo Atomic.

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