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Entrevista:TOMÁS MARCH | Galerista

"Se ha derrochado en la promoción de artistas"

Ferran Bono

El galerista Tomás March cumple 20 años asistiendo a Arco, la feria de arte contemporáneo más importante de España y una de las cuatro más relevantes del mundo, cuya próxima edición se celebra del 10 al 13 de febrero. Primero lo hizo con Galería Temple y desde 1993 con la sala que lleva su nombre. Vicepresidente de los galeristas valencianos, March habla del descenso paulatino en la presencia de galerías valencianas en Arco (acudirán nueve, por 12 el pasado año) y el nulo beneficio que ha obtenido el sector de la fuerte política de promoción exterior de artistas valencianos.

Pregunta. ¿A qué se debe esta reducción de galeristas valencianos en Arco?

Respuesta. No sólo valencianos, también de otras comunidades. Arco cada vez tiene una mayor exigencia si quiere estar en esa punta de lanza del mundo. Se tiende a seleccionar mucho más. Y de todas formas sigue siendo una feria que protege a las galerías españolas.

"Las pequeñas y medianas galerías, con propuesta novedosa, pierden dinero en Arco"

P. ¿Ha tenido influencia la intensa política de promoción de las artes plásticas en las galerías?

R. No la ha tenido. No ha habido un apoyo efectivo y operativo al trabajo de las galerías a través de ayudas a sus actividades internacionales, que se hacen para difundir el trabajo de los artistas; catálogos, transporte. Por otro lado, en los últimos años, tanto con Juan Manuel Bonet como con Kosme de Barañano, sobre todo con éste último, se ha perdido esa cobertura del pulso del arte contemporáneo que tenía el IVAM cuando estaba Vicente Todolí. Eso hacía que se pudiera entender mejor el trabajo de las galerías y que viniera gente realmente interesada, como coleccionistas o profesionales de museos. Se ha perdido esa vía de contacto.

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P. ¿No se han beneficiado de la política de promoción internacional de artistas valencianos ?

R. Se han promocionado artistas con el DNI valenciano pero no se ha intentado apoyar a los artistas que ya trabajaban con galerías valencianas. Los criterios han sido otros. Y después los centros en los que se ha expuesto tienen muy poco peso en el lanzamiento internacional de los artistas. En esta época de Consuelo Ciscar se ha derrochado en la promoción externa de artistas valencianos, que casi siempre era Latinoamérica, se ha empleado un dinero con poca efectividad. No ha tenido ninguna repercusión en la sociedad valenciana ni en las galerías que exponen a los artistas valencianos. En cambio, hay artistas muy buenos que no tienen ni un catálogo mínimamente digno.

P. ¿Se ha consolidado un mercado de arte contemporáneo en Valencia?

R. Las galerías, al menos la mía, vivimos un 70% de las ventas que hacemos fuera. El mercado está en Madrid, sobre todo. Hay coleccionistas privados entre la burguesía madrileña y es, además, el centro de difusión de las grandes empresas. No tanto Barcelona, más tendente a apoyar sus propios nombres y no tan abierta a aceptar artistas que no estén ya muy establecidos en el mercado. En teoría, arraigar el arte contemporáneo en Valencia no debería ser tan complicado como en otras ciudadades, porque no existe una tradición estética que romper, como en Andalucía, Barcelona... El problema aquí es el desconocimiento. La falta de nivel cultural en artes plásticas, aunque en los últimos años se ha movido y se ha mejorado.

P. Los galeristas valencianos critican la reducción de ayudas para ir a Arco, pero en otras comunidades no se dan estas ayudas.

R. Es cierto que nunca tuvimos línea de ayuda para ir a Arco hasta que Consuelo Ciscar llegó a la Consejería de Cultura. Ahora con el conflicto en el seno del PP y el desplazamiento de Ciscar, se ha ido reduciendo cada vez. Con ayudas es más factible apostar por artistas jóvenes y experimentales.

P. ¿Por qué surgen siempre polémicas a propósito de la selección de galerías?

R. He estado en el comité de selección de Arco entre 9 y 10 años y al juzgar una serie de galerías te das cuenta de que hay sector que es seguro, es el más fuerte e importante de España; hay otro sector que hace un trabajo local, y no sólo de arte contemporáneo. A estas galerías se les plantean todas las trabas. Y el sector conflictivo es el de las galerías de estatus medio, que trabajan con jóvenes artistas, en comunidades no centrales y son más desconocidas. Cuando Arco valora la actividad internacional de las galerías, ahí, se quedan muchas fuera. Es verdad que es muy difícil no cometer alguna injusticia. También influyen las relaciones de los galeristas... todo está dentro del mundo de la empresa.

P. ¿Es tan importante Arco para la economía de las galerías?

R. Si fuera por el dinero que se gana en Arco, no habría más de 15 o 20 galerías españolas en Arco. Las pequeñas y medianas galerías, que hacen una propuesta novedosa, pierden dinero en Arco. Eso sí se hacen contactos, claro, y se expone el trabajo a muchos profesionales. Una de las cosas que la nueva secretaría autonómica [Concha Gómez] no sabe es que el coste de ir a Arco ronda los 24.000 euros. El mercado de Arco no ha crecido tanto como el coste de su metro cuadrado.

P. Arco se ha convertido también en feria de vanidades.

R. Una parte del mundo del arte ha sido siempre bastante esnob. Esto siempre ha estado unido al mundo de la cultura. Arco no debería fomentar esa actividad social que se crea con la excusa de una feria de arte contemporáneo, que debería ser cada vez más profesional. Desde hace unos cuantos años, todo el mundo aprovecha Arco para presentar una compañía de seguros, una nueva alfombra de una diseñadora de moda... Es la pega de que Madrid funciona a modo de corte. Aunque pueda ser divertido salir y encontrarse a mucha gente y artistas, se trata de una feria de los profesionales del arte.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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