El 1004

Precaución, amigo conversador. El peligro es la velocidad. No se precipite en contratar un producto con Telefónica. Cometí el error de hacerlo en diciembre con un engendro llamado Imagenio. ¡Nunca lo hiciera, que aquella tarde de sentimiento creí morir! Por supuesto que me aseguré de que mi conexión a Internet no se vería mermada a causa de un elemento accesorio que sólo supone unos cuantos canales más de televisión. Mediocres. Me dijeron que, si no quedaba contento, acto seguido se me retiraría. Pero el 1004 no tiene atención personalizada. Nadie se hace responsable de nada. Mis hijos, dos profesionales independientes, y yo, que soy médico, hemos perdido cualquier posibilidad de acceso a nuestros correos en los dos ordenadores. En Telefónica me pasan de una a otra sección desaprensivamente. ¡Llegaron a decirme que estaba obligado a mantenerlo un año y a pagarlo por adelentado! Al final, alguien dijo que les enviase una instancia por fax, como si de un ministerio se tratase. Lo hice, pero sigo varado.

Por supuesto que vendrá un instalador a mi casa, lo desmontará e instalará lo que yo estime oportuno. Imagenio irá al contenedor. Pediré indemnización. Y en cuanto pueda, me borraré de Telefónica.