El Lanzarote se aprovecha de los fallos defensivos del peor Athletic

El Athletic tiene en la Liga su obligación, pero ha puesto en la Copa de la UEFA su ilusión y en la Copa del Rey su devoción. Ayer tenía que dar un paso más en su tercer escalón, ante un rival inferior y lo dio hacia atrás. No porque peligre la eliminatoria, sino porque exhibió todas sus carencias para el resto de objetivos, obligaciones, devociones o ilusiones. Ayer en Lanzarote, ante un rival de Segunda B, con sus respectivos suplentes, la amalgama de titulares y suplentes del Athletic repuso la vieja película del más rancio Athletic: es decir, el equipo que peor defiende de Europa y el que se toma estos partidos con la mayor suficiencia del mundo. Es el que peor defiende, pero el que mejor se cree.

Claro que el Athletic ya había avisado que la hierba artificial podía ser un problema, que nadie pensara que iba a ganar 1-7 (como en Lieja, ante un primera división de Bélgica), dijo un jugador, que el balón era más ligero. Es decir, que el partido era problemático, complicado, tramposo, peligrosísimo.

Y el Athletic, saltó con esa idea metida entre ceja y ceja. Y tenía razón, porque los dos goles que encajó en la primera mitad son muy difíciles de ver en Primera División. Hace falta un defensa estática, descolocada, con problemas de visión para que Alejandro (el mejor del partido) rematara a placer dos centros previsibles.

Por hacer, el Lanzarote hizo hasta su propio gol en contra, en un córner mal sacado por Tiko que Calvillo empujó con el pecho a la red. Porque el Athletic no estaba para nada, incapaz de tejer una jugada interesante, un pase inteligente. De ocasiones de gol, mejor no hablar porque se quedó mudo, porque el centro del campo era una filfa, porque no había extremos, ni defensas, ni delantero centro, ni mediopuntas. Nada, no había nada y contagiado, el partido se encaminó a la nada.