El líder se topa con el campeón

El campeón se cruzó en el camino del líder y, de alguna manera, obligó a repasar la clasificación, animada por la victoria del Madrid, que no desfalleció en Santander. El oficio defensivo le alcanzó al Valencia para detener al Barça en su pista del Camp Nou. Aunque desde hace un tiempo ha perdido frescura, lucidez y pegada, falto como está de futbolistas para rotar y cambiar, el equipo azulgrana se batió con entereza ante el ejército de Ranieri, que trampeó el partido de punta a punta para desesperación del árbitro, tan abrumado y descolocado como superado por el ritmo intenso que tuvo la contienda.

Agarrado a la zamarra de Deco, un futbolista sibilino que se agranda en los partidos más complicados, el Barça nunca le giró la cara a la refriega y se felicitó por alcanzar un empate en unas condiciones extremadamente adversas. La actitud que expresó el plantel barcelonista le eximió de dar mayor explicación sobre un juego que venía siendo cuestionado sobre todo por los equipos más pequeños. No es fácil tumbar al Valencia desde que ha convertido sus partidos en un ejercicio de negación. No hay manera de meterle un gol y el único que ha recibido en los últimos seis partidos ha sido de un penalti que no era, transformado por el travieso de Ronaldinho, que hoy aspira a ser elegido como el mejor jugador del mundo de 2004.

El traspié del Barcelona coincidió con un épico triunfo del Madrid, circunstancia a tener en cuenta siempre que se considere que el fútbol es más una cuestión anímica que de números. El equipo de García Remón estiró el cuello en un encuentro que evocó las remontadas del viejo Madrid frente a los nuevos tiempos de globalización representados por los balones de oro. No jugó Beckham ni tampoco Roberto Carlos, sino que resolvió Zidane en la prolongación después de una jugada de Morientes.

El Madrid y el Valencia le recordaron al Barça que queda mucho campeonato, aunque el parón navideño está al caer, mientras el Espanyol se retiró momentánemante del debate al ser incapaz de marcarle un gol al colista Numancia.

La sequía blanquiazul contrasta con la abundancia del Athletic, al que los goles le salen por las orejas en la Copa de la UEFA y también en la Liga. Ayer batió al Zaragoza en La Romareda sin grandes problemas, circunstancia que provocó el enojo de la hinchada aragonesa. Poca cosa frente a la pasión que desata el derby andaluz, atrapado a veces por la pillería, en otras por la desmesura y, cuando no, por el intervencionismo arbitral. El partido del Sánchez Pizjuán empezó con tres cuartos de hora de retraso porque el colegiado obligó al Betis a cambiar su indumentaria verdiblanca por termor a que sus colores se confundieran con los del Sevilla. De manera sorprendente y, ante la falta de una segunda zamarra, un directivo del equipo visitante tuvó que ir hasta el Ruiz de Lopera para recoger otra equipación y, una vez resuelto el entuerto, el Sevilla exigió recalentar antes de dar inicio al encuentro, saldado con la victoria del anfitrión.

La jornada deparó un emocionado homenaje al Cholo Simeone, que se despidió de la afición del Calderón antes de continuar jugando en Argentina. No pudo tener un mejor adiós porque al Atlético le alcanzó un gol de Antonio López para vencer al Deportivo.