Gregorio Millán, impulsor del desarrollo científico y tecnológico español
El 26 de noviembre falleció en Madrid, a los 85 años de edad el ingeniero aeronáutico don Gregorio Millán Barbany, miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y presidente de su sección de Exactas. Fue una de las personalidades que más contribuyó, por sus cualidades polifacéticas, al desarrollo científico y tecnológico español.
Desde, 1945 cuando terminó sus estudios de Ingeniería Aeronáutica con el número uno de su promoción; hasta 1957, su actividad estuvo dedicada a la docencia e investigación en la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos y en el Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica (INTA). En este periodo hizo contribuciones muy importantes a la aerodinámica y a la formulación y análisis de los procesos de combustión. Desde 1957 a 1961 fue director general de Enseñanzas Técnicas del Ministerio de Educación Nacional, donde promovió la modernización de la enseñanza en las Escuelas de Ingeniería, cambiando el sistema de ingreso de los alumnos, introduciendo la investigación teórica y experimental y facilitando la creación de laboratorios y asignándoles puestos de profesores con dedicación exclusiva. Para asegurar la modernización de las enseñanzas duplicó el número de cátedras e introdujo las oposiciones para el nombramiento de los profesores.
En 1961 cuando, como consecuencia de los planes de desarrollo, se desencadenó en España el desarrollo industrial, Gregorio Millán respondió al reto de demostrar su capacidad como gestor en este desarrollo, al aceptar el puesto de director general, y más adelante de consejero delegado, de la Sociedad Española de Construcciones Babcock-Wilcox y presidente de Babcock & Wilcox de Portugal. Babcock-Wilcox estaba dedicada a la fabricación de tubos de acero sin soldadura, calderas y locomotoras de vapor y equipos para las centrales nucleares. Fue presidente de la Comisión de Construcción y Maquinaria del Plan de Desarrollo, y fundador y presidente del Servicio Técnico Comercial de Fabricantes de Bienes de Equipo (SERCOBE). Después de 1980 fue asesor de SENER para sus programas de I+D en Ingeniería Aeronáutica y Espacial.
Gregorio Millán inició su actividad investigadora en combustión después de la visita a España de Teodoro von Kármán, uno de los creadores de la mecánica de fluidos moderna y que, por su labor como profesor del Instituto Tecnológico de California (Caltech); es considerado como el padre de las ciencias aeronáuticas americanas. En 1948, Von Kármán fue invitado por Esteban Terradas, presidente del Patronato del INTA, para dar un ciclo de conferencias sobre aerodinámica transónica y supersónica. Von Kármán, creador del Jet Propulsión Laboratory del Caltech, acababa de iniciar entonces su preocupación por los procesos de combustión, teniendo en cuenta el papel central que éstos tienen en la propulsión, con aerorreactores y motores cohete, de aviones y misiles. Por ello, se propuso desarrollar el análisis multidisciplinar de los procesos de combustión con el objetivo de establecer las leyes que rigen estos procesos partiendo de la información que proporcionan la mecánica de fluidos, la Teoría de los Fenómenos de Transporte y la Cinética Química. Von Kármán solicitó para esta tarea la colaboración de Gregorio Millán y éste creó en el INTA el Grupo de Combustión. Los resultados del trabajo inicial de este grupo aparecen en diversas publicaciones internacionales y están parcialmente recogidos en la monografía publicada en 1958 por Gregorio Millán con el título Aerothermochemistry, que tuvo gran difusión en centros de investigación y universidades de todo el mundo. En ella aparecen expuestas de modo coherente las leyes que rigen los procesos de combustión, proporcionando el marco conceptual para analizarlos. Estos procesos son determinantes de los sistemas de generación de energía y de propulsión y también para el análisis de los incendios y de las explosiones provocadas o accidentales.
Gregorio Millán, que fue mi maestro e iniciador en la investigación, nos mostró con su ejemplo cómo se podía contribuir desde España al desarrollo de las ciencias aeroespaciales y nos facilitó, a los muchos que buscamos seguir su ejemplo, el acceso a los foros internacionales y a la investigación en temas de gran importancia práctica, en la frontera de la ciencia. Gracias a sus contribuciones y las de su grupo, ya en 1958, pudo celebrarse en Madrid el Primer Congreso Internacional de Ciencias Aeronáuticas. Durante su etapa como gestor industrial no dejó de seguir con gran atención la evolución de estas ciencias, como muestra la extensa monografía de 1975 que acompaña a su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias.-
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