El Numancia, redivivo, sorprende a la contra al Zaragoza

El Numancia dio un paso más en la resurrección en la que se ha empeñado cuando hace sólo dos semanas se le daba por enterrado. Nada le funcionaba, pero ahora ha ganado al Sevilla, se llevó una derrota aseada ante el Atlético y ayer se deshizo de uno de los equipos que mejor habían comenzado. El Zaragoza tuvo el control casi absoluto de todo lo que se hizo y deshizo en el cesped, pero ni sin Villa ni con él consiguió solventar una cita en la que la lógica dictaba que había que sacar algo más y la sensación es que el de Víctor Muñoz es un equipo al que el aire se le ha agotado de repente.

El Zaragoza se convenció pronto de lo que tenía enfrente: un equipo que anda con lo justo y al que resultaba muy fácil robarle la pelota. Sin tiempo para nada más, Movilla enganchó el cuero y comenzó a moverlo a un lado y otro sin descanso en un ataque posicional más propio del balonmano que del fútbol porque el Numancia se había encerrado en torno a su portero. Cinco defensas, un pivote, el delantero centro metido atrás... Todas las camisetas rojas estaban a lo suyo, a echar el balón todo lo lejos que fuese posible. Movilla, que no sintió nunca la compañía de Savio o Galletti, lo tenía crudo para meter el balón en el área rival. Sin embargo, las dos primeras carreras de Osorio hacía adelante bastaron para el primer gol del argentino, que se comió con un salto tremendo a Milito y colocó el balón por encima de Luis García. No reaccionó el Zaragoza y llegó el segundo: el centro desde el mismo sitio, la izquierda; el argentino en el mismo lugar, el centro del área; el cabezazo por encima del central y el gol.

Por delante en el marcador, el Numancia se emparedó entre la línea del centro del campo y su portería hasta que llegó el gol de Milito, también de cabeza. Máximo Hernández adelantó sus líneas, privó a Movilla del espacio que antes había sido suyo y el Zaragoza desapareció. Víctor Muñoz movió el banquillo con celeridad. En sólo un cuarto de hora de la segunda parte había puesto en juego todo el potencial ofensivo que tenía sentado. David Villa, Óscar y Soriano variaron algo la situación. Existía más movilidad y la defensa rival tenía que echarse más atrás. Pero, poco a poco, el dominio fue desintegrándose y el Numancia se llevó tres puntos que le mantienen con vida. A la cola de la tabla, pero con vida.