En la buena senda

El Atlético tenía una idea. No le salió demasiado bien. Le salió sólo un poco. Pero tenía un plan. Quería jugar rápido. Combinar deprisa. Alternar las paredes con las internadas por las bandas. Y por eso jugó con varios futbolistas por delante de la línea del balón. La estrategia le valió para hacer algunas jugadas meritorias -una, en el primer tiempo, con casi todos tocando al primer toque en el área contraria, casi asombrosa-, para sentirse menos miserable que en Mallorca, ante el Valencia o contra el Zaragoza y para marcar dos goles. Torres estuvo más acompañado. Se le notó. Hasta tenía mejor cara. Menos una vez, en la que Salva despreció la opción de darle el balón cuando estaba solo. El Atlético ya ganaba por dos goles. Menos mal.

A los jugadores del Numancia les cuesta sobresalir. Individualizarse. Su juego facilita el anonimato dentro del grupo, la disolución en un todo viscoso. Todo el equipo que ahora dirige el veterano técnico Máximo Hernández funciona como un organismo solidario e indivisible. Dos tentáculos pendulares de cinco hombres cada uno, dos líneas defensivas en paralelo. Una, la primera, un poco por detrás del círculo central; la otra, en su propia área. Y todos se dedican a presionar, a taponar, a sudar, a hacer faltas -si es necesario-, a lanzar pelotazos... Pero nada más. Una circunstancia que, paradójicamente, no impidió que el conjunto soriano disparase casi tantas veces a puerta como el Atlético. Casi todas ellas, tras jugadas a balón parado. El Numancia nunca llegó tocando. Siempre lo hizo a través de extrañas carambolas, balones volanderos o faltas kilométricas.

Paunovic jugó por la derecha. Era de los pocos a los que aún no había probado en esa posición el preparador rojiblanco, César Ferrando. Las bandas no le funcionan al Atlético. Ni Novo, ni Jorge, ni Ibagaza, ni Aguilera. Nadie encaja en la derecha. Paunovic tampoco le hizo exclamar a nadie ¡eureka! Pero, al menos, lo intentó en un par de internadas, se ofreció para hacer paredes en el pico del área y se metió en los rechaces y las segundas jugadas. En su carril, el derecho, jugó como lateral el sevillano Velasco y se le apreció una leve recuperación. Por la izquierda, Antonio López mantuvo su correcta aportación de toda la temporada. Suyo fue el centro del gol de Pablo. Y suyo fue también el centro del gol de Torres. Ambos, bastante ejemplares de las virtudes y limitaciones del lateral zurdo -ayer, centrocampista-. En el primero, Torres le dejó el balón a mitad de camino entre el pico del área y la línea de fondo. López armó la rosca sin decidirse a avanzar un solo metro. Sacó un buen centro, pero escenificó la habitual falta de espíritu aventurero de los hombres de banda rojiblancos. El segundo, fue una jugada de estrategia bien ejecutada. Un modo de marcar goles bastante frecuente en el equipo de Ferrando.

El canario Jorge, aún con su lentitud casi caribeña, no hace mala pareja con el corajudo uruguayo Sosa. Ibagaza está bien donde estuvo ayer. Por delante de la línea de medios. Por detrás de los delanteros. El argentino jugó sólo 55 minutos, pero contribuyó a que los deseos de Ferrando de no tener que "echarse a llorar" se cumpliesen, aunque fuese moderadamente. En definitiva, el equipo madrileño no estuvo mal. Es mejor que el Numancia, jugó mejor y ganó. No lo bordó, pero tampoco desesperó a nadie. El Atlético descifró correctamente, aunque sin excesos, el frontón planteado por el grupo soriano. Bastó.