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Reportaje:

El año increíble de Sharapova

Con 17 años, la tenista nacida en la pobreza en Siberia es ya una estrella tras ganar en Wimbledon y el Masters

"No podría pedir más", señaló una ilusionada pero fría Maria Sharapova. Con 17 años, acababa de ganar a Serena Williams -que sufrió un problema abdominal- en la final del Masters de Los Ángeles por 4-6, 6-2, 6-4 y no sólo se encaramó hasta el cuarto puesto mundial, sino que se embolsó un millón de dólares. "Sé que no muestro mis emociones, pero el problema es que me he quedado sin palabras", agregó.

En los últimos meses, Sharapova ha adquirido cierta experiencia en sus relaciones con la prensa y la venta de su imagen. Desde que el pasado julio se impuso en Wimbledon -superando también a Serena Williams en la final-, en lo que fue su gran explosión, concedió entrevistas con cuentagotas. Sin embargo, su figura estilizada apareció en revistas de moda y en muchos diarios mientras se bañaba en Florida junto a su madre, o más recientemente cuando se la vio en los carteles de la campaña de promoción del Masters. Bajo su foto había esta leyenda: "Cuánto más cerca te sientes de ella, más caliente se ve".

Han bastado dos años para que esta rusa salida de Siberia (Nyagan, 1987), donde vivió en la más estricta pobreza, se haya convertido en millonaria. Sólo en premios lleva ganados 2,5 millones de dólares. Y sus contratos publicitarios se van multiplicando.

Todas sus penurias están ya olvidadas. La decisión de sus padres, Yuri y Yelena, de abandonar la ciudad de Gomel -donde estaba establecida la familia y donde aún vive su abuela, Galina-, porque no querían que su hija naciera en un lugar tan cercano a Chernobil, justo un año después del accidente que se produjo en aquella central nuclear (abril de 1986), fue el inicio de una historia rocambolesca. De Siberia, la familia se trasladó a Sochi (Mar Negro). Y fue allí, con cuatro años y medio, donde Sharapova cogió por primera vez una raqueta. Después, el padre de Kafelnikov le regaló otra de su hijo y, con siete años, acudió a Moscú a jugar un torneo donde la descubrió Martina Navratilova. Fue ella quien aconsejó a su padre, Yuri, que la llevara a Brandenton con Nick Bollettieri, donde llegaron con sólo 700 dólares. Pero todo eso es ahora ya historia.

Sharapova celebra un punto ganador.
Sharapova celebra un punto ganador.REUTERS

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